
Los sentidos como el tacto, el gusto, la vista, el olfato y el oído, nos ayudan a comprender la realidad y el contexto bajo el cual nos desarrollamos, lo cual facilita nuestra conexión con el espacio y las personas.
Como en todo, tiene que existir un balance. Si existe una estimulación sensorial excesiva, esto puede afectar la salud. Pero del mismo modo nos podemos ver afectados si no lo hacemos, ya que corremos el riesgo de perder el interés por la realidad, el entorno que nos rodea e inclusive la habilidad de realidad actividades e interactuar con los demás. Así como el ejercicio físico ayuda en la salud mental de jóvenes, en la etapa adulta avanzada se necesitan actividades que mantengan en actividad al cerebro.
Los adultos mayores están más propensos a limitar sus destrezas cognitivas y físicas, en especial los que tienen una enfermedad degenerativa tal como lesiones cerebrales, demencia o trastornos mentales graves. Dichas enfermedades son un impedimento para su bienestar, ya que influencia directamente en su salud causando que se pierda el registro de estímulos del entorno. Esta desconexión que sufren con la realidad puede ocasionar falta de concentración, alucinaciones, angustia, fantasías sensoriales vividas, sugestionamiento fácil, tension, entre otras.
En otros países de primer mundo como Estados Unidos, los adultos mayores de 60 años son el 22% de la población y pasan más de la mitad de su día solos, lo cual hace que genere mayor dificultad para mantenerse activos. Alrededor del mundo, este aislamiento implica que en caso de alguna emergencia, no hay nadie que pueda socorrerlos.
Ahí es donde radica la importancia de brindar actividades que generen estimulación sensorial para aquellos que no están en la capacidad que lograrlo por sus propios medios, ya que su habilidad cognitiva se encuentra limitada. Por el contrario, la estimulación sensorial que se brinde a personas mayores mediante una terapia, ocasionará un despertar ilimitado de los sentidos a través del uso de olores y sensaciones.
La meta de estas terapias es incrementar la respuesta sobre el entorno del adulto mayor. Diferentes tipos de estímulos se aplican para cada cual, partiendo desde los más sencillos hasta los más complejos.
Uno de los principales sentidos a desarrollar es el olfato. En la actualidad existen sesiones medicinales como la aromaterapia que hace uso de distintos dispositivos para estimular al cerebro y los recuerdos a través de los olores. Dispositivos como ambientadores con regulador de intensidad, han perfeccionado este tipo de terapias ya que logran que la experiencia sea placentera en vez de abrumadora. Así también aceites esenciales que ayuden al adulto a recordar momentos, personas y anécdotas, de esta manera mantenerlos en contacto con la realidad.
La estimulación auditiva es fundamental para la reconexión de toda persona. Canciones, melodías, sonidos instrumentales y todo aquello que tenga una captación mediante la escucha servirá para generar sensaciones positivas. Algunas personas con el paso de los han perdido su capacidad visual, por lo que la estimulación de este sentido puede realizarse con el apoyo de luces de colores en vez de imágenes, dibujos geométricos, entre otros.
La reactivación del sentido del gusto vendrá mediante la estimulación con alimentos con fuerte contenido en sabor, como las frutas dulces o ácidas, los alimentos amargos, salados y las bebidas ligeras o cargadas. En tanto, la estimulación somatosensorial se puede realizar proporcionando al adulto texturas diferentes como telas, superficies rugosas, elementos lisos, esponjas, etc.






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