Populismo y caudillismo
Lo lógico hubiera sido que, cuando Podemos irrumpe en el panorama político y electoral español, los analistas hubieran descrito a ese nuevo partido directamente como “comunista” o, en todo caso, como “neocom” (con “m” de neocomunista), es decir, como comunista pero que no se atreve o no quiere decirlo a las claras.
Calificarlo de “neocom” hubiera hecho justicia al origen inequívocamente marxista de la ideología de todos sus fundadores y dirigentes, y a la declaración explícita que muchos de esos dirigentes han hecho en otros momentos de sus trayectorias de su fe en el comunismo como sistema político ideal. Y, por supuesto, a muchas de sus propuestas, si no a todas.
Sin embargo, los comentaristas de la actualidad política española se guardan muy mucho de calificarlo así, y Podemos no es calificado habitualmente como partido comunista.
Incluso su líder máximo acaba de hacer unas declaraciones muy despectivas hacia los comunistas de toda la vida, esos que todavía podían encontrarse entre los militantes de la maltrecha Izquierda Unida. Les ha venido a decir que ellos, con la etiqueta de comunistas, nunca han obtenido el menor éxito electoral, y que, ni en los mejores momentos electorales de Santiago Carrillo o de Julio Anguita, han pasado de ser comparsas del poder. Y Él (con mayúscula) no está para ser comparsa de nadie, porque quiere el poder y lo quiere ya.
Entonces ¿qué es Podemos? Muchos analistas políticos se han referido a este partido con el calificativo de “populista”. Pero éste es un término que precisa una definición lo más clara posible. Aquí va una primera aproximación.
Populista sería todo partido que se arroga, motu proprio, la representación de todo el pueblo. Y, como consecuencia de atribuirse la representación de todo el pueblo (aquí, de “la gente”), descalifica a los demás partidos, a los que considera sectarios y corruptos, y a los que niega hasta legitimidad democrática de origen y de ejercicio (“la casta”).
Populistas serían todos los partidos que se dirigen al pueblo ofreciendo soluciones fáciles de entender para problemas muy difíciles.
Populista sería todo aquel partido que se inventa un enemigo exterior al que hay que combatir. Podría ser la “troika”, paradigma de enemigo antipático capaz de concitar el odio de “la gente” contra la austeridad. De ahí, al cultivo de un nacionalismo de vía estrecha y a cultivar los reflejos más patrioteros sólo hay un solo paso. Tenemos absolutamente vivo el ejemplo de Grecia.
Populista sería todo partido que hace alarde de despreciar las ideologías, como si fueran vestigios del pasado. Eso es lo que hace el líder de Podemos cuando desprecia a los comunistas, e incluso a los que dicen ser de izquierda, por ir con esas etiquetas por la vida.
Populista sería todo partido que hace del culto a la personalidad del jefe, caudillo, la clave de su acción política. El culto al jefe de Podemos está siendo, también desde el primer momento, auténticamente llamativo. Desde el infinito cuidado que éste pone en su imagen hasta el inédito hecho en la historia de nuestra democracia de que el logo del partido fuera la silueta del líder (como ocurrió en las Europeas del año pasado), pasando por la hipertrofia de ese liderazgo, que hace que todo el partido esté atento a lo que Él dice para saber qué tienen que decir los demás.
Él lo tiene asumido hasta tal punto que, en sus intervenciones, actúa como si se considerase un predestinado a conducir a “la gente”, cual Moisés en el Sinaí, al poder, que Él lo ejercerá en su nombre de forma benéfica y democrática, por primera vez en la historia, no como los que le precedieron en los 3000 años de la Historia anterior de España.
Con todas estas características parece que hay pocas dudas acerca de que Podemos es un partido –quizás a ellos les guste más la palabra “movimiento”- populista, casi de libro.
Lo que pasa es que, si estas características se las aplicamos a otros partidos y “movimientos” de la Historia, nos encontramos con que esos partidos y “movimientos” que las cumplen más que populistas lo que ha pasado es que han sido totalitarios y siempre liberticidas. El que tenga dudas, que haga la prueba y las aplique a partidos y movimientos del pasado, tiene muchos ejemplos y muy importantes para aplicarlas. Así, a lo mejor encuentra con qué partidos e ideologías está verdaderamente emparentado Podemos.
esperanzaaguirre.com
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