Santa Águeda: virgen, mártir y patrona de mujeres

Nuestra santa tiene varios nombres. Santa Águeda, Gadea, o Ágata (Agatha), fue virgen y mártir y era natural de la localidad siciliana de Catania.
En Sicilia, siendo aún joven nuestra Águeda, fue perseguida pero mantuvo su cuerpo incontaminado y su fe íntegra en el martirio. Una mujer valiente que dio testimonio en favor de Cristo cuando corría el año 251 de nuestra era.
Águeda tenía todo lo que una joven de su época podía desear: Pertenecía a una familia distinguida y tenía una extraordinaria belleza. Nuestra joven también tenía un tesoro, su fe en Jesucristo.
Por aquellas tierras de Dios andaba un senador romano. Se llamaba Quintianus y, aprovechando la persecución del emperador Decio contra los discípulos de Cristo, intentó camelarla para poseerla. Todas las propuestas del baboso senador fueron rechazadas por Águeda. Ella ya tenía un compromiso. Se llamaba Jesús.
Impertérrito, Quintianus no se daba por vencido y entregó a nuestra joven a Afrodisia, una mujer mala que recibió el encargo de seducir a la joven con tentaciones terrenales. Ante las malas artes de Afrodisia no se arrodilló Águeda, que mantuvo la virtud y la fe.
Del senador Quintianus salió la mala uva. Poseído por una ira incontrolable, mandó torturar a la joven virgen de una forma salvaje y cruel. El malvado senador ordenó que cortasen los senos a Águeda.
En ese momento, la respuesta de la joven fue la siguiente: "Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?". A Águeda la consoló durante el martirio una visión del apóstol San Pedro quién, milagrosamente, la sanó.
Las torturas continuaban y el senador se cebaba haciendo sufrir a nuestra santa, a la que echaron sobre carbones encendidos.
Tras su muerte se producía un milagroso hecho. Cuando el volcán Etna entro en erupción, un año después de la muerte de Águeda en el año 250, los vecinos de la zona pidieron en oración que la tragedia parase. Milagrosamente, la lava que soltaba el volcán se detuvo.
Catania está bajo la protección de nuestra Santa. Es patrona y protectora contra fuego, rayos y volcanes. La imagen de la santa, venerada en miles de iglesias y ermitas, se suele presentar con una palma como su victoria ante el martirio.
En Roma, la ciudad eterna, también tiene su iglesia nuestra Águeda. Allí, en su altar mayor, se encuentra una impresionante pintura que representa su martirio.
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