El silencio de Herrera ampara las declaraciones del consejero Rey
¿Qué piensa el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, sobre las manifestaciones del consejero de Educación, Fernando del Rey, favorables a que se convoquen elecciones generales ante la falta de credibilidad del gobierno de Mariano Rajoy tras la sentencia del caso Gürtel?
De momento, Herrera sigue dando la callada por respuesta ante lo manifestado por el consejero, al contrario que el presidente del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, quién inmediatamente expresaba su absoluto desacuerdo con el análisis, los argumentos y la conclusión de Rey. Mañueco aclaraba además lo obvio al añadir que él representa la opinión del partido en Castilla y León, mientras que la de la Junta corresponde expresarla a su presidente.
Y Herrera habría tenido ocasión de manifestarse al respecto si hubiera asistido ayer al pleno de las Cortes, donde el portavoz socialista, Luis Tudanca, le había formulado una pregunta sobre la sentencia del caso Gürtel, pero a esas horas el presidente de la Junta acompañaba a Felipe VI en su visita a Aguilar de Campóo. En su ausencia, el vicepresidente José Antonio de Santiago-Juárez, la mano que mece la cuna-diván del presidente, se encargaba de responder la pregunta. Y sucedió que, a pesar de la expresa alusión de Tudanca a las declaraciones del consejero de Educación, alabando su “valentía”, De Santiago-Juárez eludió cuidosamente cualquier apreciación sobre las mismas.
Tan clamorosa omisión refuerza la sospecha de que tanto Herrera como el número dos de su gobierno zombi, el conocido Pica, en realidad comparten plenamente las declaraciones de Rey. Y lo que ocurre es que, careciendo del coraje político necesario para suscribirlas, evitan desmarcarse de ellas y, menos aún, desautorizarlas. Bien mirado, en realidad el consejero de Educación no ha hecho otra cosa que incidir en el famoso consejo del espejo que Herrera se permitió dar a Rajoy en mayo de 2015.
Por lo demás, el vicepresidente zombi estuvo a la altura que de él cabía esperar. Primero escenificó una farisaica petición de perdón y disculpas por el fallo judicial del caso Gürtel, un supuesto “mea culpa” que, siguiendo su propia argumentación, carecía de sentido, ya que, a renglón seguido, y en la línea marcada horas antes por Cospedal, afirmó, contra toda evidencia, que la sentencia no contiene ningún reproche penal ni civil contra la Junta de Castilla y León.
Después de semejante impostura, arremetió contra Tudanca con el estilo faltón que le caracteriza, diagnosticando al portavoz socialista “un Diógenes cerebral”, síndrome que, según él, psiquiatra de carrera, consiste en “tener la cabeza llena de basura política”. En fin, una vez más el inefable Pica en estado puro.
El Topillo de Castilla y León
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