La cofradía del Santo Reproche
“Pese a estar notoriamente molesto con las acusaciones de corrupción que enturbian su gestión, Herrera ha preferido contemporizar con Tudanca”.
No se me ocurre mejor forma que recurrir a una letra del convaleciente Joaquín Sabina para resumir en un titular las más de seis horas dedicadas por el presidente de la Junta y los portavoces parlamentarios para contraponer sus opuestos diagnósticos sobre el estado de esta maltrecha comunidad autónoma. Un incesante cruce de reproches en el que se mueve como pez en el agua Juan Vicente Herrera, quien, además de contar con toda una dirección general de la Junta dedicada a suministrarle artillería argumental contra todos sus adversarios, interviene sin limitación de tiempo y dispone siempre del último turno de palabra.
Si casi ninguno de estos debates -este ha sido el decimotercero de la era Herrera- ha aportado soluciones, no cabía esperar cosa distinta de este, protagonizado por un presidente con fecha de caducidad que agota su mandato en plena agonía de un fin de ciclo político. Y junto a esos reproches, de los que no se salvan ni siquiera los asuntos de comunidad (financiación autonómica, el carbón o la PAC) sobre los que supuestamente todos están de acuerdo, los consabidos brindis al sol. Así cabe calificar los pactos propuestos a estas alturas por el socialista Luis Tudanca, con los que, eso sí, de forma subliminal asumía el papel de futuro presidente de la Junta.
Pese a estar notoriamente molesto con las acusaciones de corrupción que enturbian su gestión, Herrera ha preferido contemporizar con Tudanca, tal vez porque todavía conserva la remota esperanza -me da que totalmente vana- de que el PSOE le aprueba esos mapas rurales de la Ordenación del Territorio objeto de obsesión patológica en su entorno.
Por su parte, el portavoz de Podemos, Pablo Fernández, se descolgaba con la propuesta de crear una “renta de repoblación rural”, que, a falta de concreción, será a buen seguro una de las medidas-estrella del próximo programa electoral a compartir con IU, cuyo procurador, José Sarrión, subrayó las flaquezas y miserias de una recuperación económica sustentada sobre la precariedad laboral y salarial.
Una vez más el que salía trasquilado el portavoz de Ciudadanos, Luis Fuentes, quien, hablando en nombre del partido que sostenido al gobierno del PP durante toda la legislatura, se permitió, no solo descalificar su gestión, sino responsabilizar de la misma a la “inoperante” oposición de PSOE y Podemos. Cierto que cada orador argumenta sesgadamente en su conveniencia, pero semejante retorcimiento de la realidad chirría demasiado.
Y salvo que el “share” de la televisión autonómica nos sorprenda con lo contrario, mucho me temo que, al igual que los doce precedentes, el último debate protagonizado por Juan Vicente Herrera ha discurrido entre la general indiferencia de castellanos y leoneses. La indolencia no es un rasgo privativo de quien lleva 17 años presidiendo la Junta.
El Topillo de Castilla y León
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