El candidato Silván, con la mosca tras la oreja
No es ninguna novedad en las elecciones generales. El sistema de listas abiertas mediante el que se elige a los senadores a veces convierte a los candidatos del mismo partido en rivales directos.
Aunque en las elecciones de abril el PSOE y el PP empataron a senadores -dos para cada partido- en cuatro provincias, dicho resultado no es usual. Lo habitual es que en cada circunscripción exista una correspondencia de voto entre el Congreso y el Senado, de forma que el partido más votado en la Cámara Baja se adjudique a la vez tres senadores, quedando el cuatro para el candidato más votado de la segunda fuerza política.
Es lo que ocurrió en las pasadas generales en León, donde el PSOE, partido más votado para el Congreso, obtuvo los tres primeros escaños del Senado, en tanto que el PP hubo de conformarse con el cuarto escaño de la Cámara Alta, que recayó en Javier Santiago Vélez. Santiago Vélez, a la sazón alcalde de Almanza, no es que fuera el candidato del PP más votado, es que sacó 24.000 votos más que su compañera de lista Ester Muñoz (la actual asesora del presidente de la Junta) y 26.500 más que el tercero, Alfonso Arias Balboa.
Vélez concurre a la reelección, pero esta vez con distintos compañeros de lista, ya que el PP decidió prescindir de Muñoz y de Arias, relevándoles por el ex alcalde de León, Antonio Silván, y la ex procuradora berciana Mar González Pereda, dos políticos, sobre todo el primero, de bastante más consistencia que los sustituidos.
En el entorno de Silván han andado desde el primer momento con la mosca tras la oreja ante ese prodigioso “tirón electoral” mostrado por el alcalde de Almanza en los anteriores comicios. Y han venido observando sus movimientos ante la sospecha de que pudiera montarse de manera soterrada su propia campaña personal, pidiendo el voto exclusivamente para sí en detrimento de sus dos compañeros de lista. Las sospechas se han concretado en una denuncia ante la dirección nacional del partido en la que se acusa a Vélez de haber encargado a una imprenta de Madrid papeletas electorales en blanco con el fin de distribuirlas marcando únicamente su nombre con la correspondiente cruz.
Tras esta acusación, a la que se une una grabación telefónica que refrendaría la existencia de dicha campaña personal, el ambiente en el PP leonés se ha enrarecido hasta extremos imaginables, con afines a uno u otro candidato acusándose mutuamente de juego sucio. Todo ello para regocijo del PSOE leonés, que extrae además como conclusión la de que el PP le da como ganador de los tres primeros escaños del Senado.
El Topillo de Castilla y León
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