La máxima candidata a presidir Ciudadanos, Inés Arrimadas, no se había dado hasta ahora por aludida ante la catarata de críticas que el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, viene dedicando tanto a la gestora provisional del partido como al modelo organizativo propuesto en la ponencia oficialista. Un clamoroso silencio que Arrimadas ha roto este jueves para dejar clara la incompatibilidad de su candidatura con el “modelo de baronías” que a su juicio entraña la propuesta de los críticos, defensores de que los afiliados elijan mediante primarias a los dirigentes autonómicos y provinciales de la formación.

A Arrimadas no le vale que Igea la califique como “la mejor candidata para presidir el partido” si ello conlleva asumir un modelo organizativo que rechaza frontalmente. “Quiero un partido mas participativo, con rendición de cuentas, pero sin baronías ni debates territorialistas”, afirma la actual portavoz de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados. “Le digo a todos los militantes -añade- que vamos a tener que elegir entre ese modelo que yo represento o el de baronías que representa el señor Igea”.

Consecuentemente, Arrimadas ha lanzado el guante al vicepresidente de la Junta para que se decida a dar el paso y presente su candidatura con equipo propio, propiciando con ello que el partido pueda optar entre ambos modelos. La aspirante a suceder a Albert Rivera no oculta su malestar ante las críticas de Igea, “con esa manera de afrontar los problemas de cuando no me gusta algo, voy a los medios y digo que este partido es leninista, que estamos en muerte crítica y esas cosas”.

La reacción de Arrimadas se ha producido justo un día antes de que Igea acuda a Barcelona a presentar la plataforma “Ciudadanos Eres Tu”, que aglutina a afiliados de distintas comunidades críticos con la gestora y con la línea presidencialista que mantiene la candidata.

A través de su cuenta en Twitter, Igea ha contestado que “no se puede convertir un debate de ideas en uno de personas”. “Sigo pensando que es la mejor”, manifiesta. “Pero ni ella ni nadie -advierte- puede exigir a los militantes que no aprueben una enmienda en un congreso”.

El Topillo de Castilla y León