Héroes y villanos
"El cine mide el pulso de las sociedades. Y la nuestra, americanizada, empieza con 15 muertos antes de que aparezca el título de la película".
Las cosas cambian con el tiempo. ¡Menudo descubrimiento! Pero el caso es que es algo que, aunque evidente, nos persigue sin pausa. Todo esto viene al caso porque hace poco, en uno de esos errores en los que una cadena de televisión emite una película en blanco y negro, en lugar de condenarnos a la siesta con un “filme” del tipo “Estrenos TV” me tragué por enésima vez una película de espadachines, damas puras como la nieve y malos acechados por la justicia divina que terminará dando cuenta de ellos. Y con la ilusión del niño que va al cine de la mano de sus padres me preparé para disfrutarla -meneo de trasero para ablandar el sillón, búsqueda de un punto de apoyo para las piernas y siseo al gato para que se acomode sobre el estómago-.
Y en ese momento el tiempo se personó en la habitación, mostrando unos buenos puros, inocentes, que lavan más blanco... Distraídamente escurrí el dedo en el mando a distancia y cambié de canal. Allí estaba el ritmo de ahora, un telediario lleno de acción, sucesos y “malos” de los de verdad. Porque ahora, hasta en las películas, los buenos son buenos de los que dan patadas en los “güevos” y truco del fin justifica los medios. Antes las películas alcanzaban el clímax cuando el malo moría tras una pelea sucia frente a un bueno guapo que observaba las reglas no escritas y la moral, aún con su vida en peligro.
Todo eso acabó. El cine mide el pulso de las sociedades. Y la nuestra, americanizada, empieza con 15 muertos antes de que aparezca el título de la película. Y al buen tuntún nos hemos ido acostumbrando, y si la peli no sigue el ritmo pues, “era un poco lenta”.
Ese asalto de ansiedad, esa necesidad de ritmo nos apremia en cualquier otro terreno y nosotros nos dejamos querer.
Pero lo peor de todo es que a veces se utiliza como elemento promocional. Ahora, nos preparan para la llegada de una oscarizada película que amenaza con escenas de sexo más fuertes jamás filmadas. Y muchos terminarán cediendo ante el morbo y la curiosidad, porque... ¿Y quién sabe por qué? El caso es que iremos a verla, porque en éste, como en muchos otros sitios, la gente hace corrillo cuando llega la policía o sucede algo. - ¿Que qué ha pasado? ¡No sé, yo acabo de llegar!-. Y luego que si se ve el Gran Hermano o que la televisión sólo ofrece sexo y violencia... Pero eso es lo que vemos, porque no podemos reprimir el voyeur que todos llevamos dentro, y la televisión es ese ojo de cerradura por el que alguna vez todos hemos mirado.
Pero lo que ayer era novedad hoy nos resulta común y los que viven de esto siguen maquinando ideas para mantener ese tira y afloja que les mantiene como foco de críticas pero les da millones. Apuesten si hoy en día son capaces de tragarse Instinto Básico sin bostezar un par de veces, y entre rato y rato piensen cual puede ser el límite y cuando nos cansaremos de ver como otros lo pasan mal.
Publicado en Páginas de Segovia en mayo de 2000
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