El conocido milagro de María del Salto cuenta la historia de una judía llamada Esther que fue acusada falsamente de adulterio y condenada a muerte en Segovia.
Esta historia, que se inmortaliza en las pinturas murales del claustro de la Catedral de Segovia, se localiza en el tiempo hacia el año 1237. Según se recoge, Esther fue acusada de adulterio y condenada a ser arrojada desde lo alto de las Peñas Grajeras, situadas a las afueras de la ciudad de Segovia y a cuyos pies se levanta ahora el santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla.
Milagrosamente, en el momento de ser empujada al vacío desde lo alto de las peña, la mujer se encomendó a la Virgen María y no sufrió ningún daño.
Tras este suceso, Esther se convirtió a la fe cristiana, bautizándose con el nombre de María en alabanza a la Virgen. El suceso fue extendiéndose por Segovia y, desde ese momento, se la conoció como Marisaltos o María del Salto, despertando la admiración y veneración por su figura en tierras de Segovia.
María del Salto fue enterrada en la antigua catedral, situada frente al Alcázar de Segovia, reconociendo de esta forma la importancia de este milagro para la comunidad cristiana. Tras la parcial destrucción de la antigua catedral debido a la Guerra de la Comunidades (1520-1522), se comenzó la construcción de la nueva en 1525.
Con las obras del actual templo catedralicio avanzadas, el 15 de agosto de 1558 se trasladó el Santísimo y, diez días después, el 25 del mismo mes, se llevaron en procesión solemne desde las ruinas de la antigua catedral de Santa María los restos de María del Salto, prelados, el Infante Don Pedro, entre otros.
En una urna a cierta altura en el tramo sur del claustro, contigua al acceso a la Sala Capitular, se depositaron los restos de Marisaltos. Sobre ella, se puede leer actualmente la siguiente inscripción: “Aquí está sepultada la devota Marisaltos, con quien Dios obró este milagro en la Fuencisla. Fijó su vida en la otra iglesia, acabó sus días como católica cristiana. Año de MCCXXXVII. Trasladose en este año de MDLVIII. Renobose, año de 1739 y en 1850”.
Esta inscripción resume el milagro de la judía Esther, una historia que ha cautivado durante siglos a los segovianos y cuya memoria la Catedral de Segovia mantiene vive y ora.
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