“Me alegra que me haga hoy esta pregunta”, contestaba en el pleno de las Cortes la consejera de Empleo, Ana Carlota Amigo, a su compañera de partido y procuradora por Palencia, Alba Bermejo, quien le había preguntado “si considera que el próximo Plan de Choque por el empleo se adecúa a la realidad de nuestra comunidad” (sic).

A Bermejo, sin apenas bagaje parlamentario -se incorporó al escaño que dejó vacante Juan Pablo Izquierdo al asumir una dirección general en el equipo de la amiga Ana Carlota- le embargó la emoción al exponer la pregunta “ad hoc” encargada a mayor gloria y lucimiento de la consejera, que precisamente horas antes había conseguido un principio de acuerdo con sindicatos y patronal sobre el pretendido Plan de Choque.

Amén de desprestigiar a la propia institución, el mamporrerismo parlamentario que sigue empeñado en practicar Ciudadanos -fue precisamente la actual consejera de Empleo quien lo patentó a su paso por a portavocía del grupo- produce vergüenza ajena y somete al ridículo a sus propios procuradores, que no parecen ser conscientes del papelón que representan en las sesiones de control (?) a la Junta.

Tres de las cuatro preguntas formuladas por Ciudadanos en el pleno de esta semana iban dirigidas a los consejeros de su propio partido. La procuradora María Montero preguntó asimismo a la amiga Ana Carlota sobre la situación del Plan de Reindustrialización de Béjar. Y no podía faltar lo que ya se ha convertido en un clásico: la oportuna pregunta de Marta Sanz Gilmartín al vicepresidente Francisco Igea, el mismo que en su día le proporcionó la secretaria tercera de la Mesa.

Sanz Gilmartín, procuradora por Segovia residente años ha en Valladolid, demostró ayer que carece del menor sentido del ridículo. No solo repitió la misma pregunta realizada ya hace varios plenos, sino que además ella misma la respondió en su primer y único turno. Para mayor inri, y en correspondencia a tan bochornoso servilismo, el propio vicepresidente calificó de “amable pregunta” el simulacro. Sin embargo, todo hay que decirlo, a Igea le ponen más las preguntas de la oposición, en las que puede sacar el “personaje broncas” que lleva dentro. Y le ponen tanto que no duda en meterse a responder preguntas que, por su temática, correspondería contestar a otro compañero o compañera de banco azul, mayormente a la consejera de Sanidad, Verónica Casado.

En el antepenúltimo pleno buscó descaradamente el cuerpo a cuerpo con el socialista Diego Moreno, que, en alusión a la falta de atención primaria presencial, había denunciado el “secuestro” de la Sanidad en Castilla y León. Y en este último hacía lo propio con Virginia Barcones, que suscitó el drama de la fuga de médicos que sufre Soria. Con ello el vicepresidente cargaba de razón a otra socialista, Laura Pelegrina, quien en su mano a mano con Verónica Casado se refirió a ella como “una consejera tutelada”, sin que por cierto la susodicha se diera por aludida. A estas alturas Casado tiene más que asumida su condición subalterna respecto a quien apadrinó su nombramiento...