Lucio del Campo sabe de primera mano lo que significa que un solo acontecimiento cambie la vida de una persona.
Desde que el pasado mes de julio obtuviera la “Nariz de Oro”, que le acredita como el mejor sumiller de España, ha tenido decenas de entrevistas y las más variadas propuestas dentro del mundo del vino. Ser el campeón nacional de esta disciplina le ha supuesto un mayor ajetreo del que por sí ya tiene este hostelero segoviano que un buen día ideó un lugar llamado “La Cueva de San Esteban”. A pesar de todo lo conseguido, Lucio sigue mirando al futuro con el deseo de alcanzar otros sueños.
Los comienzos de Lucio del Campo hay que buscarlos en una cocina, como pinche. Aunque pronto comenzó a alternar esta función con estar cara al público. Algo que confiesa nunca le ha importado porque le gusta la gente. “Me siendo muy a gusto. Me resulta muy fácil relacionarme”. Su destino estaba marcado e iría cambiando de establecimiento según la propuesta o la aportación profesional de cada trabajo. Pero él quería algo más, poder hacer realidad las ideas que le rondaban por la cabeza. Y se lanzó al ruedo, “sin medios económicos. Empecé de cero”.
Su primer establecimiento propio fue una hamburguesería en Carbonero El Mayor. Un lugar en el que aprender los sinsabores y los buenos momentos de una profesión llamada; hostelería. Pero para la ciudad de Segovia, el nombre de Lucio del Campo siempre estará unido a “La Cueva de San Esteban”. Han pasado trece años, en los que todavía siguen presentes la dureza de los principios. “Quería ocupar un espacio que había en Segovia”. Un restaurante que ofreciera una buena cocina, buena calidad pero que no fuese caro, por las propias características del lugar.
Un sueño conseguido pero aún quedan otros por cumplir. El siguiente proyecto no está muy lejos de la “Cueva”. Un emplazamiento que le permitirá seguir creciendo profesionalmente, donde plasmar “las ideas que no puedo llevar a cabo en la Cueva. Otro espacio en el que el arte va a estar muy presente, donde aunar arte y gastronomía”. Esa inquietud fue la que introdujo a Lucio del Campo en el mundo del vino y a rodearse de amigos y gente con esta misma pasión. “Con los años empecé a apuntarme a todo lo que podía; cursos, catas, etc. He procurado moverme mucho para estar al día de todo lo que sale al mercado”. El objetivo era ir dotando a su establecimiento de una buena carta de vinos. “La carta es algo muy personal. Van eligiendo las añadas y los vinos que crees más interesantes”. Pudiendo adquirir botellas que conserva en la bodega hasta que considera que ha llegado el momento de ofrecérselo a sus clientes, “de disfrutarlo”. En la actualidad, tiene almacenadas unas 8.000 botellas.
Pasión por el vino
Su pasión por el mundo del vino era conocida en pequeños círculos, sus amigos y compañeros le habían animado en muchas ocasiones pero nunca se había decidido a participar en ninguno concurso. El primero la “Nariz de Oro”, y fue llegar y triunfar. De la noche a la mañana, entrevistas para todo tipo de medios de comunicación, incluida la prensa nacional. Aunque seguro que estaría más que abrumado por las circunstancias, Lucio del Campo, quiso aprovechar cada una de estas comparencias para hablar de la calidad de los vinos que se están elaborando en nuestra provincia y la profesionalidad de los sumilleres de Segovia y de toda Castilla y León. Aquí “la profesionalidad es muy alta. Creo que hablar de estos temas es bueno para mí y para todos mis compañeros”. En alguna ocasión, se olvidaba hasta de hablar de su propio establecimiento.
Cuando se le pregunta qué cualidades debe reunir un buen sumiller, Lucio responde rápidamente que “la clave es el olfato”. De los cinco sentidos el que más aporta es el olfato. “La nariz te lo dice todo. Lo más importante es dejarte llevar por lo que te llega a través de la nariz”. Matices y sensaciones que se esconden en los olores que ha ido guardando y almacenando en su cerebro. “Es cuestión de entrenamiento puro y duro”. Una labor que comenzó hace una década, llevándose a la cocina de su casa, los frutos y productos más variados para descubrir cómo es su olor en los diferentes estadios de maduración.
Lucio del Campo expresa con palabras, pero sobre todo, con la fuerza de sus gestos, el proceso de catar un vino. Ser la “Nariz de Oro” también le ha traído otras consecuencias. Ahora sus consejos y recomendaciones son vistos con otros ojos y le ocurren “cosas rarísimas”. Es consciente de la imagen que transmite, por lo que procura aceptar y acudir a los compromisos y favores que le piden.
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