“No hables, a menos que puedas mejorar el silencio”, reza la célebre frase de Jorge Luis Borges, cuya ceguera física contrastaba con su clarividencia intelectual. A tenor de la entrevista que publicaba ayer “Diario de Castilla y León-El Mundo”, cree “El topillo” que la coordinadora autonómica de Ciudadanos, Gemma Villarroel, debería haberse aplicado el cuento borgiano.

Designada hace tres meses por la dirección nacional que encabeza Inés Arrimadas máxima responsable del partido en Castilla y León, Villarroel, concejala y diputada provincial en León, se ha prodigado muy poco en los medios de comunicación. Prácticamente desde que accedió al cargo, momento en el que realizó declaraciones en las que aparentó querer “marcar territorio” frente a los cargos institucionales de Ciudadanos, su voz apenas se ha dejado oir en el foro político de la comunidad.

Quien confiara en otro estilo de concebir la acción política alejado de la impostura en la que se ha instalado Francisco Igea, no puede por menos que haberse llevado un chasco. Sus respuestas a las incisivas preguntas -ya quisiera uno ver esa misma porfía en entrevistas a los que parten el bacalao de la publicidad institucional- son todo un compendio de la “vieja política” tan denostada otrora por el partido naranja.

Penosos resultan los continuos balones fuera sortear cuestiones fundamentales, como los desequilibrios entre provincias, o fragrantes incumplimientos de promesas electorales, como la eliminación de los “chiringuitos” de la Junta. Pero más lamentable es su obstinación en negar evidencias como la división de su partido en Castilla y León en dos bandos (“facciones” dijo la amiga Ana Carlota) y la “purga” de que ha sido objeto la facción igeniana al nombrarse el nuevo comité autonómico y los 9 comités provinciales de la formación. ¿Y cómo puede defenderse que la dimisión del consejero Germán Barrios fue “una decisión personal” ajena a cualquier discrepancia con Igea?

Aunque no se sabe qué es peor, si salirse por la tangente, retar a la realidad o justificar aberraciones como el Plan Aliste, negando de paso que conllevaría el cierre de la inmensa mayoría de los consultorios locales. Y quiere pensar “El topillo” que la afirmación de que “nosotros no permitimos que Vox entre en los gobiernos” no obedece a un propósito deliberado de mentir, sino a que Villarroel ignora que su correligionario el alcalde de Palencia, Mario Simón, tiene en su equipo (vocal de la junta de gobierno y responsable de la Agencia de Desarrollo Local) a la única concejala de Vox, Sonia Lalanda, con la que pactó por escrito el apoyo a su investidura.

Lo que se le hace bola a Villarroel es su valoración sobre el presidente de la Junta. “Mañueco como presidente, pues bien”, dice en primera instancia. Y luego añade: “Tanto Mañueco como Paco Igea, cada uno en su papel, de momento están haciendo una buena gestión y se están adaptado a las circunstancias”. Lo que se dice un entusiasmo perfectamente descriptible.