Igea, coartado por la hemeroteca
La actualidad alteró ayer el guión de la rueda de prensa telemática del último Consejo de Gobierno de la Junta en este año que tan peligrosamente hemos vivido. El mensaje a colocar por el vicepresidente y portavoz, a la par que consejero de Transparencia y de no sé cuantas cosas más, era el penúltimo (siempre habrá una posterior) agravio sufrido por Castilla y León de manos del pérfido gobierno Sánchez, empeñado siempre en perjudicar a esta comunidad autónoma. En esta ocasión ha sido el reparto de los 10.000 millones de los fondos europeos REACT-UE.
Pero mientras permanecía reunido el Consejo de Gobierno, saltaban dos noticias políticas de alcance nacional, relacionadas ambas con las elecciones catalanas. La primera la protagonizaba la portavoz de Ciudadanos en el Parlamento catalán, Lorena Roldán, que anunciaba en Twitter su abandono de la formación naranja y su fichaje por el PP, en cuyas listas concurrirá en las próximas elecciones autonómicas. Roldán argumenta que ha dejado de reconocerse en un partido que a su juicio ido apartándose de su esencia, motivo por el cual se ha echado en brazos del PP, que por lo visto encarna fielmente esos principios de “regeneración democrática” que constituían la principal seña de identidad del partido que abandona.
La otra noticia era el inminente relevo en el ministerio de Sanidad, cartera que abandona Salvador Illa para hacerse cargo de la candidatura socialista a la presidencia de la Generalitat. Y lógicamente Igea se veía obligado a pronunciarse sobre ambos hechos, los cuales presentaban ciertas aristas un tanto comprometidas para el vicepresidente de la Junta, cuya sintonía con el PP es cada vez más pública y notoria, razón que explica que Igea diera todo tipo de rodeos para lamentar la marcha de Roldán sin críticar la deslealtad que encierra hacia su partido.
Respecto a la salida de Illa, era de manual de oposición cargar las tintas ante el hecho de que el ministro de Sanidad abandone el cargo en plena recrudecimiento de la pandemia. Y así lo hicieron dirigentes nacionales de PP y Ciudadanos. Y sin embargo Igea fue sumamente comedido, limitándose a decir que el relevo en el ministerio no se producía en el momento más oportuno.
Esta inusual contención verbal es muy probable que guarde relación con otro relevo nada oportuno, el que se produjo en la consejera de Empleo de Industria de la Junta el pasado mes de mayo. En plena gestión del aluvión de Ertes, más de 33.000, tramitados ante la consejería de Empleo, su titular, German Barrios, presentó su irrevocada dimisión harto de soportar las zancadillas e intromisiones del vicepresidente de la Junta. Y para mayor inri, en lugar de acotarse la crisis al nombramiento de un nuevo consejero/a, Igea aprovechó para ajustar cuentas y puso patas arriba la consejería.
En lo que puede considerarse un lapsus freudiano, el vicepresidente de la Junta desveló en la propia rueda de prensa el problema al qué el mismo se enfrentó en su comparecencia de ayer: “Las personas tienen que ser muy cuidadosas con la hemeroteca que generan”, dijo. Bien lo sabe él.
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