El zasca de Arrimadas a Igea, más que un aviso a navegantes
Inés Arrimadas y Francisco Igea personifican como nadie la famosa frase de Konrad Adenauer (también atribuida a Mario Andreotti, incluso a Winston Churchill) según la cual “en política hay adversarios, enemigos y compañeros de partido”. Después de que ambos compitiesen por suceder al veleidoso Albert Rivera en la presidencia de Ciudadanos, Inés y Paco es que no se soportan.
Aquella disputa abrió una brecha que con el paso del tiempo se ha convertido en una sima infranqueable. Igea se hizo fuerte en la Junta, controlando las cuatro consejerías asignadas a Ciudadanos, y Arrimadas ha excluido a todo el clan igeniano de la estructura territorial (comité autonómico y comités provinciales) nombrada por la cúpula nacional de la formación naranja. En la práctica, el vicepresidente y los suyos constituyen una facción que actúa con absoluta autonomía respecto a los órganos de dirección del partido.
Y, como es lógico, la presidenta nacional está al corriente de la plena sintonía y compadreo de Igea con sus socios de gobierno en la Junta, y en especial con el presidente Alfonso Fernández Mañueco con el que forma lo que Pedrouve ha denominado el “nefando tándem” que malgobierna está comunidad autónoma.
Aunque, por la cuenta que le trae, Igea ha venido teniendo mucho tiento en expresar públicamente su desafecto hacia Ciudadanos, haciendo ímprobos esfuerzos por moderar en este terreno su conocida incontinencia verbal, el vicepresidente de la Junta no midió bien sus palabras en la entrevista publicada el pasado domingo en “El Norte de Castilla”. Y preguntado si en el futuro sigue viéndose en Ciudadanos, cometió el deslíz de no descartar otras opciones: “Yo contemplo todas las opciones, porque en eso consiste la política. (…) Quien piensa que solo hay una opción y un camino desconoce la política”.
La interpretación de estas palabras por parte de la lideresa de Ciudadanos no ha dejado lugar a dudas. ”Él quiere su sillita, le da igual el partido”, dijo el martes en Antena 3. Y añadió: “Quien esté pensando más en su sillita y en ver en qué partido me meto pero yo quiero seguir en política, lo va a pasar mal en Ciudadanos”. Ante lo cual, Igea contestó reproduciendo en Twitter lo que había dicho a propósito de la fuga de Lorena Roldán al PP, asunto que no tenía nada que ver con lo afirmado en “El Norte”, que es lo que había motivado la reacción de la presidenta de Ciudadanos.
El zasca de Arrimadas es algo más que un aviso a navegantes, toda vez que en su mano está que Igea y los otros tres consejeros de la Junta nombrados a propuesta de Ciudadanos sean fulminantemente relevados de sus puestos: Bastaría que así se lo planteara la dirección nacional naranja a la del PP como condición “sine qua non” para mantener el actual pacto de gobierno en la Junta. Así de sencillo.
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