El nada baladí ingreso de Suárez-Quiñones en el PP
“Formalmente he firmado un acta de matrimonio, pero yo vivía en una pareja de hecho con el PP, es una mera formalidad”. Con estas palabras, contenidas en una entrevista concedida a “El Norte de Castilla”, ha tratado de restar trascendencia el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, a su decisión de convertirse en militante del PP.
Es cierto que Suárez-Quiñones y el PP largos años en concubinato, concretamente desde que en enero de 2012, con Mariano Rajoy en La Moncloa, era nombrado subdelegado del Gobierno en León. El nombramiento era fruto de su cercanía personal y política con dos mujeres con mando en el PP. Una era la presidenta provincial del partido, Isabel Carrasco, y la otra la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, a la que había conocido durante la etapa de la vallisoletana en la Abogacía del Estado en León.
Esa relación con la vicepresidenta propició tres años después, abril de 2015, su ascenso a Delegado del Gobierno en Castilla y León, cargo en el que sin embargo apenas permaneció tres meses. Los que transcurrieron hasta que Juan Vicente Herrera le ofreció la consejería de Fomento y Medio Ambiente en el equipo con el que afrontó de su último mandato. Suárez Quiñones no dudó un instante en abandonar la Delegación del Gobierno para hacerse cargo de la consejería que durante 12 años había ocupado Antonio Silván, nuevo alcalde de León tras las elecciones municipales de 2015. Cuatro años después, en las autonómicas de 2019, “Pañuelitos” (como era conocido en la anterior legislatura) encabezó la lista autonómica del PP por León y el nuevo presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, le mantuvo al frente de la consejería.
Tras esta trayectoria, ciertamente nada tendría que tener de particular que nuestro hombre formalizara su ficha como militante del PP. Pero lo tiene por tratarse de un juez en excedencia -era el juez decano de León en el momento en salir, en 2012, del armario político-, y los jueces que deciden entrar en política no suelen adquirir la militancia, ya que ello les significaría ideológicamente aún más en el hipotético caso de que en el futuro se reincorporen a la carrera profesional. Está claro que Suárez Quiñones, que pasó de “Pañuelitos” a “Rey Sol” a raíz de su célebre frase “La Administración soy yo”, no tiene la menor intención de volver a la Judicatura. Como a otros muchos jueces, y no pocos en ejercicio, le gusta la política más que al populacho comer con los dedos.
De otro lado, su ingreso formal en el PP -recalca, innecesariamente, que “como afiliado de base”- se produce a escasos meses de que se celebren los congresos provinciales del PP, que en Castilla y León se presentan especialmente agitados a causa la guerra interna que se tienen declarada las huestes de Fernández Mañueco y de Pablo Casado. Una batalla que se presenta especialmente abierta en León, donde el PP permanece semidescabezado y Mañueco habrá de hacer frente al sector afín a Génova que encarna el ahora senador Antonio Silván, precisamente su viejo rival en las polémicas primarias autonómicas de 2017. Madera, que diría Groucho
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