Si el gran suceso que en lo que va de año ha conmocionado al mundo mundial ha sido el asalto de la turba trumpiana al Capitolio de Whashington y en el ámbito nacional los estragos causados por Filomena a su pesar, para “El topillo” la gran novedad de este 2021 en Castilla y León radica en el regreso del lider de la oposición, el socialista Luis Tudanca, que en la peor ola de frío de las últimas décadas ha salido del letargo en el que se sumió desde que, al irrumpir la pandemia (y de eso hace ahora justamente 10 meses), decidió eludir su papel de control y contrapeso al gobierno de la comunidad.

Ha tenido que tocar techo, o mejor suelo, la errática, caótica y calamitosa gestión del gobierno que preside Alfonso Fernández Mañueco para que Tudanca haya caido en la cuenta de que el leal y responsable ejercicio de la oposición no consiste en mirar para otro lado ante esa desastrosa, sino en criticarla constructivamente, contribuyendo con ello a poner fin a los continuos desaguisados deparados por la Junta desde que el Covid-19 hizo acto de presencia.

No es que Tudanca, que ayer lamentó “el caos y el desconcierto” en el que está sumido el gobierno Mañueco, haya sido todo lo contundente que requiere una situación de la que deberían sustanciarse graves responsabilidades políticas, si es que no también penales.. Pero al menos ha decidido recobrar su obligación democrática de ejercer el papel de una oposición que contrapese mínimamente los continuos desmanes y desafueros perpetrados día si día también por el nefando tándem que constituyen el presidente Mañueco y el vicepresidente Igea, hoy mismo obligados a celebrar un Consejo de Gobierno extraordinario y urgente para tratar de frenar la “vertiginosa” (así la califican) expansión de la pandemia que ellos mismos propiciaron a través de la temeraria desescalada iniciada a finales de noviembre con el objetivo de “salvar las Navidades.

Podría pensarse que la indolente actitud mantenida en este tiempo obedece a una estrategia deliberada para no compartir el coste político de las medidas restrictivas imprescindibles para frenar la pandemia, pero ello no haría si no convertirle en cómplice de una dolosa gestión. “El topillo” prefiere pensar que el secretario autonómico del PSOE ha sufrido lo que en el argot ciclista se calificaría como una monumental pájara que se ha prolongado durante estos 10 últimos meses.

Esperemos que lo de ayer no sea flor de un día y que Tudanca reactive una labor de oposición absolutamente fundamental para poner coto a los caprichos y veleidades de un gobierno absolutamente incapaz de afrontar con rigor y solvencia los grandes retos planteados por la pandemia. Veremos y contaremos.