De todo tuvieron que escuchar ayer en las Cortes el presidente Mañueco, el vicepresidente Igea y la consejera Casado (esta última, aparentemente distraída sin dejar de darle al móvil) de boca del socialista Luis Tudanca y del podemita Pablo Fernández con ocasión de la comparecencia del primero para explicar, o mejor tratar de justificar, las últimas medidas de la Junta con relación a la pandemia.

Tudanca le arrebató esta vez a Fernández el símil cinematográfico y utilizó en su diatriba el famoso monólogo de la futurista “Blade Runner” en el que Roy Batty afirma haber visto “cosas que ustedes no creerían”. “He visto como un gobierno autonómico llama a la sublevación como si fuera independentista y que considera el ocaso un concepto jurídico, a un vicepresidente tratando de impedir una cabalgata de Reyes como si fuera un sheriff del antiguo Oeste y a un presidente de comunidad que asegura que él es el gobierno de España. ¿Están ustedes bien?”, preguntó el portavoz socialista. Y por su parte, el procurador de Podemos llamó a Mañueco “trilero, timador y embustero al más puro estilo Trump y Ayuso”.

El presidente de la Junta, instalado en la “posverdad” con la que ha decidido afrontar su gestión de la pandemia, encontró a ambos portavoces “no solo faltones, sino agresivos”, aunque él tampoco se privó de zaherir, sobre todo al socialista, del que dijo que “viendo su cara, a mí me recuerda cada vez más a sus antecesores en el cargo”, inequívoca alusión a los sucesivos secretarios regionales del PSOE (Juan José Laborda, Jesús Quijano, Ángel Villalba y Óscar López que han sucumbido en el intento de alcanzar la presidencia de la Junta).

Tudanca apoyó su intervención con las críticas de sendos cargos públicos del PP y Ciudadanos a las medidas adoptadas por la Junta: el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Iscar, y el concejal del ayuntamiento salmantino Fernando Castaño, este último hermano de David, portavoz naranja en las Cortes. Y en su réplica Mañueco ignoró la alusión a Iscar, que además va para presidente provincial del PP, y sin embargo no pasó por alto la de Castaño, al que, además de calificar con sorna “como epidemiólogo de cabecera del PSOE”, recordó que él mismo había admitido que iba a pasar a la historia como “el peor concejal de Turismo de Salamanca, que ya es decir”.

Sabido era que los hermanos Castaño no son santos de la devoción de Mañueco, y viceversa. Ayer David no asistió al pleno al encontrarse guardando cuarentena por haber estado en contacto con otro procurador de su grupo, el leonés Javier Panizo, que ha dado positivo en Covid. En su lugar, ejerció como portavoz el adjunto Miguel Ángel González Rodrigo, alias “El mudito” por lo poco que se prodiga en el arte de la oratoria. Y “El mudito” recobró momentáneamente el habla, aunque fuera para leer lo previamente escrito, práctica por otra parte muy usual en su grupo. Y a “El topillo” no pudo por menos que llamarle la atención que, ensalzando enfática y repetidamente la “valentía” del presidente Mañueco en la lucha contra la pandemia, no mencionara para nada la labor de sus compañeros de partido el vicepresidente Igea y la consejera Casado. Una omisión que, al tratarse de una intervención leída, no puede atribuirse a un olvido. Más bien, refleja el descriptible entusiasmo que la labor del vicepresidente y la consejera (y en el mismo saco puede meterse a la amiga Ana Carlota) suscita en el sector oficialista de Ciudadanos, al que pertenece, como no podía ser menos dada su vocación de “aparatick”, González Rodrigo. En este caso, el silencio de “El mudito” no pudo ser más expresivo.