La "prodigiosa" gestión anti Covid de la consejería de Cultura
A la espera de que el Tribunal Supremo tenga bien resolver el recurso presentado contra el adelanto del toque de queda, la Junta de Castilla y León sigue escribiendo nuevas y gloriosas páginas en su desdichada crónica sobre la pandemia.
El último episodio conocido es todo un compendio de la negligencia, temeridad y opacidad con la que viene actuando el gobierno de esta comunidad, ya sea colegiadamente o a través de la persona de su presidente en virtud esa Autoridad Delegada que le permite afirmar que “yo soy el Gobierno de España”, en pleno estado de emergencia sanitaria sufrida en Castilla y León. El pasado 21 de enero, ante la gravísima situación epidemiológica -ese día se habían reportado 2.968 casos nuevos y la Incidencia Acumulada a 14 días se había elevado a 1.143 (1.306 en Valladolid)- la Junta acordó extender las restricciones a todos los centros culturales (museos, bibliotecas, archivos, etc.) dependientes directamente de la consejería de Cultura o de su “chiringuito” adjunto, la Fundación Siglo, suspendiendo en ellos a partir del día siguiente todos los servicios prestados presencialmente a los ciudadanos.
Conocida esa medida, a los transeúntes y residentes en las proximidades del macrocentro cultural “Miguel Delibes”, ubicado en el vallisoletano barrio de Villa del Prado, les llamó la atención que la iluminación del edificio siguiera manteniéndose a toda pastilla. Después se ha conocido el motivo: con el centro clausurado a los ciudadanos, en su interior se estaban grabando cinco galas, cinco, correspondientes a una nueva temporada del programa “Prodigios”, el concurso destinado a descubrir nuevos valores artísticos que emite TVE.
El evento conllevaba la movilización de un centenar largo de personas, ya que a los 27 concursantes, a los miembros del jurado y a los equipos técnicos y de grabación, había que sumar los 54 miembros de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. La primera gala del programa se grababa el día 20, tras varios días de preparación y ensayos en las dependencias del centro, que en esas fechas todavía funcionaba con normalidad.
El mismo día 22, fecha en la que el “Miguel Delibes” cerraba su atención presencial, se registró un primer positivo por Covid entre los miembros de la Sinfónica de Castilla y León, y al día siguiente otro en sus Coros. Era el principio de un foco cuyo alcance ha sido imposible de determinar ante la opacidad tanto de la consejería de Cultura como de la productora del programa, que se han negado a precisar el número total de afectados. Extraoficialmente se sabe que entre ellos figura alguno de los concursantes (adolescentes y jóvenes entre 7 y 17 años), varios técnicos, una responsable de la productora y la soprano Ainoha Arteta, miembro del jurado.
Lejos de plantearse la suspensión de las grabaciones, que tendría que haber sido obligada en cumplimiento de la cuarentena a seguir por todos los que han estado en estrecho contacto con algún caso positivo, tanto la Fundación Siglo como la productora siguieron adelante con el plan de grabación, que se extendió hasta el día 27. Con ello se daba cumplimiento al contrato de patrocinio suscrito por los responsables del “chiringuito” y la productora, por el que la Junta de Castilla y León ha aflojado 428.253 euros. Una cifra ésta desvelada por “Diario de Valladolid”, que, pese al ocultismo de la Junta, ha temido acceso a un contrato adjudicado sin publicidad, que, para mayor inri, contiene una cláusula tan demencial como la de abonar 5.893 euros a cambio de una cita en una rueda de prensa, cita que obviamente no garantiza su reflejo en ningún medio de comunicación.
En resumen, un completo desaguisado del que es primer responsable el consejero de Cultura, Javier Ortega, un sinsustancia (ni una mala palabra, ni una buena acción) que, eso sí, al igual que los otros tres consejeros aportados a la Junta por Ciudadanos, no da un solo paso sin el conocimiento y placet del vicepresidente Francisco Igea, quien obviamente consintió, al igual que la consejera de Sanidad, todo este despropósito. ¡Vaya cuatro patas (Igea, Casado, Ortega y la amiga Ana Carlota) para un desvencijado banco…! Todo un prodigio, el cuarteto en pleno, de ineptitud, prepotencia e impostura en el desempeño de sus cargos públicos.
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