"Allí se iban de putas" (Igea sobre la corrupción socialista en Andalucía)
“En Andalucía ha sido mucho más duro, allí la gente se iba de putas”. La frase se pronunció ayer, y no fue en ninguna taberna, entre otras cosas porque este tipo de establecimientos carecen de terraza y siguen completamente chapados. Creíamos haberlo oído todo en las Cortes, pero estando por medio Francisco Igea, vicepresidente, consejero y portavoz del gobierno que preside Alfonso Fernández Mañueco, todo es posible. Eso y cualquier exabrupto que se le ocurra a un personaje absolutamente desquiciado al que alguien tendría que hacerle el favor de ponerle coto.
La procuradora socialista Virginia Barcones le había afeado el tocomocho de los “chiringuitos”, esto es, el timo político consistente en mantener tal cual esa Administración B (y a veces también en B), considerada un putrefacto nido de despilfarro y clientelismo por el que fuera candidato a la presidencia de la Junta, quien se comprometió a erradicarla si Ciudadanos gobernaba la comunidad. E Igea no se molestó lo más mínimo en intentar justificar lo injustificable, saliendo por la petenera andaluza con la frase arriba reproducida, referente al desvío de dinero público realizado por alguno de los implicados en el caso de los EREs. Pues vale. ¿Acaso esa deleznable conducta justifica el tocomocho de los “chiringuitos”?
No contento con eso, aprovechando que el Pisuerga pasa al lado del mausoleo de Villa del Prado, Igea dedicó una sutil lindeza al alcalde de Valladolid, Óscar Puente, una de las muchas bestias negras que viene acumulando: “Con Ciudadanos gobernando, nadie podría haberse ido de vacaciones en un yate hortera con un constructor al que le ha dado una obra”.
Después de lo cual que otra procuradora socialista, Ana Sánchez, calificara a Igea de “buscabroncas” sonó a pellizco de monja. “El topillo” lo advirtió el otro día. El vicepresidente de la Junta anda como animal herido que embiste a cualquiera que le salga al paso, da igual que se trate de un arzobispo o del tendero de la esquina. Un peligro suelto capaz, él que se considera creyente lleno de dudas -de lo de fondón no cabe ninguna- de hundir el templo con todos los filisteos.
“Es usted más previsible que los editoriales de Ana Rosa Quintana contra Unidas Podemos”, le espetó en su turno Pablo Fernández, el procurador podemita. Dejando a un lado el exceso que supone calificar de “editoriales” los comentarios de A.R.Q. o del negro que se los redacte, a Igea no le hizo ninguna gracia el chascarrillo, al que replicó sacando a colación la condena por difamación recaída sobre el ex diputado por Valladolid Juanma del Olmo. “Son ustedes a la verdad lo que el master de Cristina Cifuentes al esfuerzo”, afirmó asimismo Fernández. Y el vicepresidente de la Junta le metió el dedo en el ojo elogiando, a modo de contraste, el trabajo de la otra procuradora de Podemos, Laura Domínguez, cuyas iniciativas suelen ser rechazadas, solo faltaría, por la mayoría parlamentaria de la que forma parte el autor de tan hipócrita elogio.
En fin, todo un espectáculo solo imposible de superar por el propio Igea, cuya degradación política no parece tener límite. Sin percatarse, cegado por su obnubilación, de que se lo está poniendo a huevo a Inés Arrimadas.
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