
Muchas personas físicas están encontrando la solución a sus graves problemas económicos en la Ley de la Segunda Oportunidad.
La vida no es un videojuego aunque a veces lo parezca. Aquí cuando te equivocas, tomas una mala decisión, o simplemente las circunstancias ajenas te perjudican no puedes echar para atrás, cargar la partida en un punto previo y enmendar tus errores actuando de otra forma. En la realidad no existe esa posibilidad y cuesta encontrar alguna opción que se asemeje. Romper con el binomio acción-consecuencia es sumamente complicado y generalmente no queda otra que reaccionar de la mejor manera posible al contexto resultante.
¿Cuántas personas, empresarios o autónomos especialmente, desearían volver a atrás y no tener que vivir una etapa de decadencia y malestar económico como la actual? Y no sólo eso, ¿a cuántos de esos individuos les podría interesar hacer borrón y cuenta nueva y volver a empezar de cero por culpa de todas las deudas que les ha causado la pandemia?
Elucubrar es muy sencillo pero ante esta serie de hipótesis o deseos, conviene saber que verdaderamente existen opciones legales que pueden permitir a estas personas que están pasándolo mal comenzar una nueva aventura empresarial o económica desde la casilla de salida y dejando atrás todas las deudas del pasado.
¿Cuál es esa opción legal?
De unos meses a esta parte, especialmente desde que la Covid-19 se colara en el día a día social, hay un mecanismo que está ganando popularidad y se está convirtiendo en todo un antídoto para que aquellas personas insolventes que se ven con el agua al cuello a nivel financiero puedan salir a flote.
Su nombre es la Ley de Segunda Oportundad y desde el año 2015 ofrece a aquellos ciudadanos que reúnan una serie de requisitos la posibilidad de que sus deudas sean perdonadas y puedan arriesgarse a desempeñar nuevos proyectos empresariales o económicos sin tener que arrastrar el débito de un fracaso anterior.
Estos requisitos son claros: el solicitante debe haber contraído la deuda desde la “buena fe” y no efectuando una huida hacia adelante y asumiendo nuevos créditos o gastos que sabía que no iba a poder asumir. Este concepto se prueba, por ejemplo, al revisar el historial delictivo del interesado, que no debe contar con ningún tipo de delito socioeconómico en los últimos diez años.
Ejemplo de este tipo de delitos son los relacionados con el Patrimonio, la Hacienda Pública o la Seguridad Social, también se encuentran dentro de este grupo aquellos que puedan guardar relación con los derechos de los trabajadores. A esta ausencia de antecedentes, hay que añadir como requisitos el haber celebrado un intento de acuerdo extrajudicial, eludir la culpabilidad en el concurso y no haberse acogido a esta misma ley en la última década.
La utilidad del mecanismo en el contexto actual
Al repasar los objetivos que persigue la Ley de Segunda Oportunidad, rápidamente se puede entender por qué este mecanismo está resultando tan exitoso en la actualidad. La posibilidad de librarse judicialmente de una deuda inasumible es a día de hoy una bomba de oxígeno para la situación económica y personal de muchos individuos.
Desde los despachos de abogados consultados para la elaboración de este artículo apuntan que en los últimos meses se han triplicado el número de consultas y formularios rellenados solicitando información sobre esta ley. No es para menos. Permite cancelar hasta cinco millones de euros. Un hecho que además está fomentando su visibilización.
Por lo tanto no, no existe una posibilidad de volver atrás y cambiar las decisiones del pasado o la sucesión de los hechos vividos que han desembocado en un punto crítico. No se puede cargar un archivo del pasado, por retomar el símil inicial, pero sí existe un mecanismo para dejar atrás este mal trago y poder “reiniciar la partida”.
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