Vaya semanita (la de Mañueco) y todavía estamos a jueves
Vaya semanita, y estamos todavía a jueves, la que ha tenido Alfonso Fernández Mañueco. Y en las dos presidencias que ejerce, la de la Junta y la del Partido Popular de Castilla y León (hay una tercera, la del grupo parlamentario popular de las Cortes, que también le está proporcionando últimamente algún sonado sobresalto).
Como presidente del gobierno autonómico ayer tuvo que pedir disculpas -algo que no ha hecho todavía por el gatillazo del toque de queda- por el esperpéntico espectáculo deparado sobre las restricciones de la pandemia, una trapisonda que no ha dejado en el mejor lugar al consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos “Rey Sol” Suárez-Quiñones, quien parece que sigue teniendo muy interiorizado eso de que “La Administración soy yo”, trasunto de “L´État c´est moi”, con el que se ganó su nuevo apelativo el otrora conocido como “Pañuelitos”.
Con tanto revuelo -no olvidemos que ha seguido coleando el fantasma de la no moción de censura- ha pasado casi inadvertida otra mala noticia para el presidente de la Junta: la declaración del exdirector adjunto operativo de la Policía Nacional, el comisario Eugenio Pino, ante el juez instructor del caso Kitchen, la operación de espionaje al extesorero del PP, Luis Bácenas, que perseguía arrebatarle la documentación en su poder sobre la trama Gürtel y la contabilidad B del partido. “Cosidó lo sabía todo, yo se lo contaba”, ha dicho Pino en su declaración judicial.
Ignacio Cosidó era el director general de la Policía y es el “amigo Nacho” al que Fernández Mañueco fichó como asesor del Gabinete de la Presidencia de la Junta con una soldada anual de 55.120 euros. Mala noticia para Cosidó y por ende para Mañueco, que presagia una próxima imputación judicial que obligaría al presidente de la Junta a prescindir de los ignotos servicios de su invisible asesor. Y el siguiente trago va a ser en el Congreso de los Diputados, donde Cosidó está citado a comparecer ante la comisión de investigación parlamentaria constituida sobre el caso Kitchen.
En el ámbito del partido, la semana ha venido marcada por la información del diario “El Mundo” sobre la operación impulsada desde Génova para inclinar los congresos provinciales del PP a favor de los afines a Pablo Casado en detrimento de los leales a Mañueco. “La Gaceta Regional” retrataba ayer a los promotores del sector genovista dentro del PP de Salamanca, entre los que figuran, como ya adelantó el martes “El topillo”, Salvador Cruz, portavoz adjunto del grupo popular de las Cortes, y el senador Bienvenido de Arriba, este último a la sazón marido de la gerente provincial del partido. Cruz publicó ayer en Facebook un comentario explicando su posición crítica a la dirección provincial, recibiendo, entre otras adhesiones, la del senador segoviano Juan José Sanz Vitorio, antiguo portavoz del grupo popular de las Cortes,
La guinda del pastel, y no entro en más detalles, es que, además de un vicepresidente de la Diputación y otros cuatro diputados provinciales, está de hoz y coz en el ajo la ex diputada provincial y ahora solo concejala de Santa Marta de Torres, Chabela de la Torre, a la que “La Gaceta” señala como aspirante a la presidencia provincial del partido. Se confirma que Génova va a por todas sin pararse en barras ni siquiera en los que parecían inexpugnables feudos mañuequistas. Le soplan a “El topillo” que ayer fue visto por Zamora el gerente regional del partido, Borja García Carvajal, hombre clave en el desarrollo de la operación en Castilla y León. ¿Qué hacía García Carvajal en la capital zamorana? Presumiblemente, despachar con el gerente provincial del partido, el ex procurador José Manuel Miano, quien a la vez se hizo cargo de la gerencia del PP en León tras el fulminante cese de la anterior gerente, a la que Génova destituyó atribuyéndole la filtración del curriculum ful de José Miguel González, el artista (con comillas e incluso sin ellas) que, promocionado por Teodoro García Egea, tuvo que dimitir como diputado del Congreso y secretario provincial del PP al descubrirse que presumía de una Licenciatura de Derecho más falsa que el master de Cristina Cifuentes.
Y me quedo sin espacio, otro día será, para comentar lo que se está cociendo en el PP de Segovia, donde está en marcha una “conspiración” si cabe de mayor alcance que la que ya es pública y notoria en Salamanca. No les digo más que al trío Vázquez (Paquito), Sanz (Paloma) y Mazarías (José, el socio de Alberto) no les llega ya la camisa al cuello.
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