De Cicerón y Aristóteles al bajonazo de Pedro Muñoz Seca
A falta de moción de censura -a estas alturas toda una amenaza fantasma, aunque hay que andar atentos a ver en que quedan los movimientos que se están produciendo en Murcia- los socialistas han redoblado su ofensiva contra la Junta en el frente parlamentario, especialmente en las sesiones de control al Ejecutivo, en las que el gobierno bipartito PP-C´s replica haciendo suya la máxima de Sun Tzu (el general y filósofo chino, no su remedo del antiguo “L´Osservatore herreriano”) según la cual no hay mejor defensa que un buen ataque.
Fernández Mañueco echó mano ayer de otro filósofo, el romano Cicerón, reproduciendo la famosa pregunta de su primera catilinaria: “¿Hasta cuándo va a abusar de nuestra paciencia?”. La pregunta (una pena que no la reprodujera en latín) se la hizo en su contestación al habitual chaparrón de críticas y descalificaciones con que le obsequió Pablo Fernández, el procurador de Podemos. “Si Teodoro García Egea lanza desde el Congreso huesos de aceituna con la boca, aquí usted a duras penas articula palabras inconexas, hueras y, lo que es peor, falsas”, le soltó de entrada Fernández. “Es mucha su elocuencia, pero su saber es menguante”, contraatacó el presidente antes de citar a Cicerón.
La consejera Verónica “Lágrimas de cocodrilo” Casado, se remontó al griego Aristóteles en su toma y daca con el socialista Diego Moreno, quien volvió a deplorar la degradación de la Sanidad pública en Castilla y León. La otrora distinguida con el título de la “mejor médica del mundo” se dedicó a explicar en qué consiste la figura de la hipérbole, calificando la misma como “gesto adolescente propio de personas enfurecidas”. Moreno ya no podía replicar, pero su compañero de bancada José Luis Vázquez, que intervenía a continuación, anduvo listo de reflejos y antes de entrar en la materia que motivaba su pregunta dedicó a la consejera Casado una sentencia lapidaria: “Cuando se niega sistemáticamente la verdad, se está entrando en el delirio”.
Muy en su papel, el vicepresidente Francisco “Paquirri” Igea descendió de la filosofía clásica a la astracanada de Pedro Muñoz Seca, espetando a la socialista Ana Sánchez que “cada vez que la escucho, dudo si estoy en las Cortes o en La venganza de don Mendo”. Y puestos a sepultar el nivel de debate se permitió citar como elemento de autoridad, manda testículos, a Albert Rivera, ese niño malcriado políticamente que se permitió calificar de “banda” al PSOE. Y para que no quedará duda de la acepción del vocablo, incluyó en la frase la expresión “plan de fuga”. Todo porque la procuradora se permitió cuestionar los continuos vaivenes de Igea, un faltón vocacional que luego muestra tener la piel muy fina.
Siguiendo con su escalada particular de pisar todos los callos al alcance de sus chusqueras botas, Igea tampoco se resistió a meter el dedo en el ojo al procurador abulense Pedro José Pascual (y mira que el hombre es condescendiente con el gobierno de la comunidad). El destinatario del pisotón no fue otro que el líder del partido “Por Ávila” y alcalde de la capital, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, cuyas declaraciones lamentando que los madrileños no puedan acercarse a la ciudad amurallada fueron calificadas de “exóticas” por el vicepresidente. La capacidad de Igea para hacer amigos no conoce límites. Lleva camino de lograr el millón al que aspiraba el de la canción de Roberto Carlos.
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