
Las semillas de marihuana autoflorecientes, feminizadas y regulares son, básicamente, la forma más simple de clasificar las semillas según su facilidad de cultivo.
Antes de sumergirse en la aventura del cannabis (o incluso por cultura general) vale la pena dar un repaso por cada tipo de semilla y saber a la perfección cómo se cosechan o lo que se puede hacer con ellas.
¿Qué son las semillas autoflorecientes?
Sin duda alguna, las semillas autoflorecientes de cannabis revolucionaron el cultivo, esto gracias a que requieren de un esfuerzo mínimo, no necesitan de fotoperíodos especiales y de forma rápida producen hierba de gran calidad en abundancia.
Normalmente, se trata de Cepas Indicas y Sativas cruzadas con ruderalis, esto hace que siempre se sientan en climas adversos, por lo que florecen de forma automática, sin necesidad de alternar las horas de luz o arrancar las plantas macho.
Además, se pueden cultivar en espacios interiores y exteriores de clima no tan cálido, produciendo cogollos en unas pocas semanas.
Son las preferidas por un amplio sector de consumidores de cannabis pues sus efectos son los más fuertes. Por eso se recomiendan exclusivamente para la siembra.
¿Qué son las semillas feminizadas?
Este tipo de semilla se produce exclusivamente de plantas hembras por factores genéticos.
Su proceso de cultivo requiere la inclusión de ácido giberélico para forzar a que una planta hembra produzca flores macho, así la planta hembra se convierte en hermafrodita y el polen de sus flores, al fecundar plantas hembras completamente puras, produce semillas solo con cromosomas femeninos.
En cuanto a su ciclo vegetativo, es de 2 y 3 meses, entre los que debe alternar con 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad durante cada día. Tras ello, el proceso de floración dura de 5 a 16 semanas.
A diferencia de las autoflorecientes, no son tan resistentes a la plaga o al clima, pero el hecho de que sean fotodependientes indica que toleran mejor técnicas de entrenamiento como el topping y el main-lining.
Tiene como ventaja ser una semilla cuya producción es baja en THC, por lo que juega un papel importante en el efecto de la marihuana medicinal en la actualidad.
De las plantas que crecen de estas semillas se pueden extraer aceites ricos en CBD que combinan con ciertos platillos con sabores fuertes, o también pueden comerse las semillas de forma directa.
¿Qué son las semillas regulares?
Este es el tipo de semillas que produce plantas más fuertes y mejores cogollos, pero también la que ofrece una menor cantidad de producción por su proceso de sexado. Puede decirse que son semillas naturales o normales, por eso “regulares”.
Su cultivo demanda técnicas de detección del sexo de las plantas para arrancar los machos y quedarse con las hembras, que son las que producen cogollos.
Durante su crecimiento, deben tener 18 horas de luz y solo 6 de oscuridad para maximizar su cultivo.
También se puede comer estas semillas tal y como se hace con al chía o la calabaza; en las semillas no hay concentración de CBD o THC, así que solo disfrutarás de fitonutrientes y aceites muy beneficiosos para la salud.
Este tipo de semillas, al igual que las semillas autoflorecientes y feminizadas, pueden adquirirse vía online junto a tutoriales para comenzar con cultivos en espacios interiores.