El consejero Carriedo y los cuentos de la abuelita
Nadie es como parece y el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, no es una excepción. Tras la aparente sosería de “ese-eterno-chico-bien-mandado-que-sirve-igual-para-un-un-roto-que-para-un-descosido” (su dilatado currículum así lo acredita: debutó como consejero el siglo pasado (año 1999) y va ya por su cuarta consejería con tres presidentes de la Junta diferentes), se oculta un tipo con un gran sentido del humor que no se percibe en su faceta pública.
De ello dan fe los periodistas que en cierta ocasión compartieron con él un encuentro lo suficientemente distendido como para que el entonces consejero de Medio Ambiente se lanzara a contar chistes. Y cuentan que, ahí donde lo ven, Fernández Carriedo imitaba de 10 a Chiquito de la Calzada.
Viene lo anterior a cuento de la rueda de prensa telemática en la que el presidente de la Junta y el consejero de Economía y Hacienda anunciaron ayer de nuevo a bombo y platillo la inminente supresión (en realidad bonificación al 99 por ciento) del Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Mientras Fernández Mañueco puso el acento en que se trata de cumplir un compromiso “político y personal”, Carriedo quiso ilustrar el alcance de la medida con 10 ejemplos virtuales sobre los benéficos efectos familiares y sociales de la misma.
En varios de ellos los protagonistas eran un abuelo o una abuela que donaban a sus nietos diversos bienes, desde fincas rústicas a una explotación ganadera pasando por una vivienda o un coche, una casuística a lo que se le faltó anteponer el “érase una vez”. Si ya era bueno contando chistes, el consejero de Hacienda se destapó ayer como un cuentacuentos de primera.
Lo cierto y verdad es que esa bonificación del 99 por ciento apenas va a beneficiar a un 1 por ciento de los contribuyentes del impuesto de sucesiones, por la sencilla razón de que ya estaban exentas de contribuir las herencias valoradas en menos de 400.000 euros. Razón por la cual los verdaderos beneficiarios son las grandes fortunas familiares, destinatarias de un regalo fiscal que va a mermar en 35 millones de euros a las arruinadas arcas de la Junta. Y lo de que esos 35 millones van a contribuir a favorecer el crecimiento económico es otro chiste, éste bastante malo, secuela de ese otro del “circulo virtuoso” de la supresión o reducción de los impuestos.
Por lo demás, el cumplimiento de ese compromiso electoral, reflejado con el pacto de gobierno entre PP y Ciudadanos, conlleva a su vez el incumplimiento de otra promesa posterior, ya que, al paralizar la Junta el correspondiente proceso legislativo ante la irrupción dela pandemia, la Junta aseguró que suspendía la medida hasta que la Hacienda de la comunidad se recuperara de la caída de ingresos ocasionada por la crisis sanitaria y económica. Como quiera que esto último no ha ocurrido, tenemos que el gobierno Mañueco incumple hasta cuando cumple, que ya es rizar el rizo.
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