Los Premios de Castilla y León más deslucidos de la Historia
No sé recuerda, porque no ha existido, un acto de entrega de los Premios Castilla y León tan deslucido como el que ayer tuvo lugar en la localidad palentina de Fromista. Y de ello no se puede responsabilizar exclusivamente a las restricciones a causa de la pandemia.
Para empezar, no se entiende que, estando en vigor dichas restricciones, el acto se trasladara fuera de Valladolid en lugar de celebrarlo en la propia sede de la Junta o en alguna de sus dependencias (el centro cultural Miguel Delibes, lugar de entrega de las últimas ediciones de estos premios, está dedicado a la campaña de vacunación, pero bien cerca está sin ir más lejos el monasterio del Prado, sede de las consejerías de Cultura y Educación). Menos aún se entiende que el acto se programara a media mañana de un día laborable, y no en la tarde del 22 de abril, víspera de la fiesta oficial de la comunidad autónoma.
A lo anterior se añade el dato, igualmente nada afortunado, de que la foto de familia de los galardonados en esta edición haya sido acaparada al cien por cien por elementos del sexo masculino, sin que haya resultado premiada ninguna mujer. Tampoco ha aportado lustre alguno el hecho de que se incluyera en el acto la entrega de la Medalla de Oro recientemente concedida por la Junta al presidente-director general de la multinacional Renault en España, José Vicente de los Mozos, una distinción a todas luces injustificada que ha contribuido a devaluar el prestigio de este galardón.
Todo lo reseñado ya sería suficiente para concluir que la de ayer ha sido la entrega de los Premios Castilla y León más deslucida desde que se instituyeron estas distinciones. Pero hubo otra circunstancia añadida: Por primera vez, la oposición parlamentaria dio la espalda al único acto institucional programado por la Junta en el marco de la fiesta oficial de Castilla y León.
No asistió el socialista Luis Tudanca, a esa hora reunido con representantes de UGT, ni el portavoz del grupo mixto, el procurador de Podemos Pablo Fernández, que a la misma hora celebraba una rueda de prensa en León. A este último podía haberle sustituido el portavoz adjunto del grupo si no fuera porque éste, el leonesista Mariano Santos Reyero, mantiene la tradición de su partido de no asistir a ningún acto vinculado a la fiesta del 23 de abril.
Estas ausencias reflejan el estado de relaciones existente entre la Junta y los dos partidos que la sustentan (PP y Ciudadanos) con las dos principales fuerzas de la oposición, que son a su vez las que conforman el gobierno de España. Sin duda, una secuela de la fallida moción de censura y del agitado pleno de las Cortes de la pasada semana. Es evidente que no está el horno para ningún bollo.
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