A propósito de la sesión plenaria de las Cortes celebrada esta semana, comentaba “El topillo” que, tras la monumental bronca del pleno anterior, todos habían hecho un esfuerzo de contención verbal para no volver a las andadas, incluido el Crispador Mayor de Castilla y León, el vicepresidente de la Junta, quien sin duda se había tenido que morder la lengua. Esto dijo en la tarde del pasado martes día 27 en el hemiciclo abogando por “abandonar el trazo grueso en el discurso político”:

“Lo que está ocurriendo en este país, conviene recordarlo, es que hay una escalera que empieza en la deslegitimación del adversario, sigue por la exclusión del adversario. Se pasa de ahí al odio y a la descalificación personal…” (Se supone que cuando dijo escalera, querría decir escalada).

Pero no habían transcurrido ni siquiera 48 horas y lo que pudiera interpretarse como acto de contrición y propósito de enmienda, pasaba a la historia. Véase, si no, lo afirmado literalmente por Francisco Igea durante la rueda de prensa oficial celebrada los jueves supuestamente para dar cuenta de los asuntos tratados en la reunión semanal del Consejo de Gobierno de la Junta:

“Si queremos seguir haciendo esta basura de política que ha hecho el Partido Socialista durante estos últimos meses, utilizando el dolor, a las víctimas; si queremos seguir viendo a la señora Sánchez, al señor Tudanca utilizar el sufrimiento de nuestros ciudadanos, la pérdida de vidas, para hacer política, pues entonces seguro que este es un escenario en el que ellos se van a sentir cómodos. Porque hay gente que se siente cómoda en el lodazal, en el barrizal, y retozando en el dolor y en el sufrimiento de la gente…”

Igea en estado puro. En cierta ocasión, el Crispador Mayor de estos antiguos Reinos afirmó en su corrosiva cuenta de Twitter que “las personas tienen que ser muy cuidadosas con las hemerotecas que generan”. Pues una de dos: O no se considera persona porque su reino no es de este mundo, o tiene menos memoria que un pez, pero a la vista está que en menos de 48 horas es capaz de transmutarse de apacible cordero a depredadora ave carroñera.

Habla de utilizar políticamente el dolor y el sufrimiento de la gente el mismo personaje que en una de sus enganchadas con el alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, afirmó que le hubiera gustado que “alguien, aparte de las sillas en la Plaza Mayor, hubiera colocado los 4.000 ataúdes de las víctimas que se ha llevado esta epidemia en esa comunidad”. (Era a comienzos de septiembre pasado; a fecha de ayer el número de víctimas por Covid reconocido por la Junta se cifraba en 10.819).

Se trata del mismo que el paso 5 de febrero colgó un tuit del siguiente tenor literal: “La UCI de Burgos aún tiene sitio para ellos”. Contestaba así el Crispador Mayor a otro tuit de Ángel Ortíz en el que el director de “El Norte” de Castilla” colgaba una foto mostrando el aspecto de una plaza vallisoletana 10 minutos antes del toque de queda, en ese momento fijado a las ocho de la tarde por arbitraria decisión del presidente Fernández Mañueco compartida, como no, por el número dos de su gobierno. El tuit en cuestión fue retirado ante la indignación ciudadana que provocó.

En fin, pese a disponer de cuatro periodistas nombrados a dedo, cuatro, contratados para que le asesoren en materia de comunicación con un coste anual de 174.677 a cargo del erario, el vicepresidente de la Junta sigue despreciando hemerotecas, fonotecas y videotecas. Así está, por debajo ya del suelo, su nivel de credibilidad.