María Peñas nacía hace cien años en Orejana; pasó buena parte de su vida en Arcones y ahora vive en el término municipal de Palazuelos de Eresma, en la Unidad de Convivencia La Olmeda del CSS La Fuencisla.
María "nunca se queja y siempre tiene buena cara", asegura Carmen Galán, directora del centro de Servicios Sociales ‘La Fuencisla’, quien al igual que los trabajadores y sus compañeros destacan de ella que es "una mujer dura, trabajadora y buena conversadora”.
María Peñas vio la luz en Orejana el 8 de mayo de 1921. Un siglo de vida que ha podido celebrar con buen humor junto a la Real Quinta de Quitapesares, donde se encuentra el Centro de Servicios Sociales ‘La Fuencisla’ que alberga en su recinto tres edificios independientes entre sí.
La Unidad Convivencial ‘La Olmeda’, donde ahora vive María Peñas, es un nuevo modelo de asistencia residencial que se implantó en el Centro de Servicios Sociales dependiente de la Diputación de Segovia, y lleva funcionando desde el año 2014.
A ‘La Olmeda’ pasó María en 2019; aunque en el CSS ‘La Fuencisla’ entraba cuatro años antes. Ahora, en mayo de 2021, ha celebrado su centenario con una jornada muy especial a la que quiso sumarse el presidente de la Diputación Provincial de Segovia, Miguel Ángel de Vicente.
María Peñas se mostó muy agradecida por la sorpresa recibida, que como vaticinaban los trabajadores del centro que la conocen bien, no se esperaba por su empeño habitual en "no dar guerra". De Vicente destacaba su ejemplo, el de una mujer "decidida e independiente a pesar del paso de los años”.
María ingresó en el centro tras gestionar ella misma todos los trámites relacionados con la solicitud de la residencia. "Me han contado que, por no querer dar guerra a la familia, le bastó con la ayuda de los técnicos de Servicios Sociales y que por no molestar no pide ayuda ni aunque lo necesite", bromeaba Miguel Ángel de Vicente con la homenajeada.
Durante la celebración, tanto María Peñas como algunos de sus compañeros y trabajadores pudieron compartir anécdotas de sus cien años de vida y de su tiempo en la residencia, como su afición por hacer sopas de letras, escuchar la radio y echar migas de pan a los gurriatos o como sus recuerdos de cuando pudo conocer el mar en una de las excursiones organizadas por el centro. Tampoco faltaron comentarios sobre el día en que, hace unos años, logró convencer a los trabajadores para que plantaran unos tomates en unos tiestos del patio del pabellón central que al final no pudo comer porque otro residente se encargó de ello antes.
Todos los presentes en la celebración terminaron cantando a María Peñas un ‘Cumpleaños feliz' muy especial con el que la centenaria sopló las velas.
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