A vueltas con el posible adelanto electoral
Habíamos advertido aquí de que extraer de la interesada posición personal del ínclito senador Maroto la conclusión de que Génova descartaba un anticipo electoral en Castilla y León constituía el clásico error consecuencia de una premisa falsa. Y buena prueba de ello es la información que publica hoy elDiario.es, según la cual hay indicios de todo lo contrario: “Dirigentes del PP sospechan que Casado aprovechará el efecto Ayuso para forzar elecciones en Andalucía, Murcia y Castilla y León”, titula el digital que dirige el burgalés Ignacio Escolar.
Génova se ha dotado de tabla para surfear la ola victoriosa de Ayuso, proclamando a partir de ella el inicio de un cambio político en España que supondrá el fin de la pérfida etapa Sánchez y el comienzo de la virtuosa era Casado. Y nada le vendría mejor para reforzar su autoprofecía que nuevas elecciones autonómicas en las que, barrido Ciudadanos y con el viento soplando a su favor, el PP obtenga nuevos triunfos a la madrileña, incluso mejorados con mayoría absoluta.
Ciertamente, todo son ventajas añadidas para adelantar las elecciones en esas tres comunidades. En Andalucía, el PP de Moreno Bonilla, Juanma para los amigos, cogería al PSOE enfrascado en unas fraticidas primarias entre la ex sultana Díaz y el alcalde Espadas, con el aliciente añadido de que allí el mandato sería para una legislatura completa. En Murcia, López Miras soltaría el lastre de tener dentro del gobierno a la vez trásfugas de Ciudadanos y de Vox, una suma de desechos de tienta que produce ardor en cualquier estómago democrático. Y en Castilla y León, reseñados están en este blog los muchos problemas que se sacudiría de encima Fernández Mañueco cortando una legislatura que puede volvérsele políticamente infernal.
Se malicia “El topillo” que el único inconveniente que tiene para Génova el adelanto electoral en Castilla y León radica en que no le quedaría otro remedio que tragar con Mañueco como candidato, abortando con ello sus planes de apearle de la presidencia del PP de Castilla y León en el próximo congreso autonómico del partido, lo que sería el preludio de su posterior relevo del cartel electoral.
Si no fuera por su carácter más bien perezoso, el presidente de la Junta lo tendría que tener muy claro. Entretanto, lo que sí ha hecho es ganar posiciones en su pulso permanente con el inefable vicepresidente Francisco Igea y su acólita la consejera Verónica Casado en lo referente a atenuar las restricciones e intentar rebajar tensiones con la hostelería, que, pese a las dos horas ganadas desde anoche, sigue de uñas con el cierre del interior de bares y restaurantes en los municipios con más de 150 casos de incidencia acumulada.
Como todo lo asociado a Ciudadanos, Igea y Casado saben que atraviesas un momento muy crítico y en ese contexto hay que interpretar la visita que piensan realizar mañana juntos al vacunódromo del Miguel Delibes, con la que pretenden reivindicarse y redimirse de la monumental pifia que supuso la suspensión de la vacunación con AstraZeneca el pasado 7 de abril, una cantada política que ha marcado un antes y un después en la relación entre los dos socios que cogobiernan la Junta. Coincide además que mañana recibirán su primera dosis de vacuna el millar de funcionarios de la consejería de Sanidad que estaba citados al efecto precisamente el día de marras. También es casualidad.
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