No se sabe por qué, pero Salamanca está que lo peta en cuanto a botellones y fiestones en los que resarcirse del ocio no compartido durante la pandemia. La noche en la que decayó el toque de queda su emblemática plaza mayor se incorporó por derecho propio a la geografía nacional del desmadre con el que algunos celebraron el fin del estado de alarma. Anteriormente, habían sido noticia las fiestas ilegales en la capital charra, muchas de ellas organizadas y promocionadas desde Madrid.

En este contexto, no es de extrañar que en Salamanca a algunos les pase lo que a Dinio, aquel pícaro cubano al que la noche le confundía. Es lo que debió pasarle al concejal del PP Daniel Llanos, quien el pasado jueves no calculó bien el número de copas a partir del cual se supera la tasa de alcoholemia permitida al volante. Tasa que triplicó después de ser interceptado por la Policía Local, que observó que el coche que conducía por una céntrica calle zigzagueaba, estando a punto de colisionar con otros vehículos debidamente aparcados.

A la mañana siguiente Llanos, concejal de Fomento, colgó un “tuit”, en el que, si bien calificaba el hecho de “grave error humano” y se disculpaba por una “conducta no ejemplar”, daba por zanjado el asunto, aceptando, eso sí, la sanción “que sea preceptiva” (solo faltaba que dijera que no la aceptaría). Pero de dimitir, ni palabra, como si pensara que se trata de un nombre ruso.

Llanos no es un simple concejal. Es también el secretario autonómico de Nuevas Generaciones y mantiene una estrecha relación personal con Alfonso Fernández Mañueco, el alcalde de cuya mano llegó a la corporación municipal, y su entorno. Es amigo del director de Comunicación de la Junta, Julio López Revuelta, con el que de hecho fue visto en animada charla la misma tarde del jueves, horas antes del percance con la policía local. Al igual que Llanos, López Revuelta fue concejal del ayuntamiento salmantino con Mañueco en la alcaldía.

Pero además de lo anterior, Llanos es asimismo muy colega de las dos hijas del presidente de la Junta, activas militantes de Nuevas Generaciones de Salamanca. “Las niñas de Mañueco se llevarían un gran disgusto personal si tuviera que dimitir”, comentaba a “El topillo” un colega que conoce bien los intríngulis del PP salmantino. “No así determinada procuradora del PP, que ya sacó el provecho que tenía que sacar de su antigua relación”, añade el muy maledicente. Aunque para aflicción, ninguna como la del propio concejal, que se quedaría sin los cerca de 60.000 euros que percibe por su dedicación exclusiva municipal.

No parece que Mañueco vaya a forzar la dimisión de Llanos, pero si se produjera resulta que el llamado a ocupar su puesto sería otro coleguita de NN.GG., Ángel Fernández Silva, presidente provincial de las de Salamanca y a la sazón sobrino del presidente de la Junta. Que también es casualidad. O tal vez no tanto.