"Ni una mala palabra, ni una buena acción"
Es una expresión muy adecuada para definir al consejero de Cultura y Turismo, Javier Ortega, llegado al cargo de la mano de lo que entonces se había presentado a las elecciones bajo la marca Ciudadanos. A diferencia de otros compañeros de gobierno, Ortega es un tipo extraordinariamente afable y educado, siempre con una sonrisa en la cara e incapaz de responder a los adversarios políticos con descalificaciones y ex abruptos.
Pero otra cosa es su gestión, que está siendo igual de nefasta que las del resto de consejeros llegados a la Junta por la misma vía. Cultura y Turismo fue una de las consejerías más afectadas por los drásticos recortes presupuestarios aplicados por la Junta a partir de 2010, de los que once años después apenas se ha recuperado: En 2021 dispone 140,7 millones de euros, un 43,5 menos de los 249 que llevo a tener consignados en 2009.
Con un presupuesto tan limitado para las muchas necesidades de las áreas que gestiona, resulta fundamental administrar bien esa escasez de recursos. Y ahí es donde Ortega y su equipo -del viceconsejero, Raúl Fernández Sobrino, se dice que es el que corta el bacalao- están resultando fatídicos.
En lugar de priorizar los eventos consolidados manteniendo las subvenciones que han contribuido a su éxito, han optado por la descabellada fórmula de convocar un concurso para distribuir en migajas un fondo de 550.000 repartido entre 72 festivales. El resultado es que festivales de referencia en su especialidad, como Titirimundi, ha visto reducida su subvención en más de un 85 por ciento, pasando de 100.000 euros a 14.752. Esta misma cuantía recibirá otro evento de gran prestigio, el Hay Festival de Segovia, que venía recibiendo 60.000.
Paralelamente, la consejería ha concedido una subvención de 326.000 euros a la Fundación del Toro de Lidia para apoyar unos ciclos de novilladas a los que ni asiste en El Tato. El doble rasero resulta escandaloso. Y no lo dice ningún antitaurino.
Añádanse a todo lo anterior las mangas y capirotes que viene perpetrando la Fundación Siglo, ese “chiringuito” (sic) que Ciudadanos iba a suprimir por ser un nido de despilfarro y clientelismo. Las recientes declaraciones realizadas al respecto por el todavía director del MUSAC, Manuel Oliveira, resultan espeluznantes.
Y por si fuera poco lo anterior, Ortega tiene absolutamente aburridos a los clubs deportivos en general y a los de élite en particular, a los que prometió ayudas directas que están cansados de esperar. Lo dicho, “ni una mala palabra ni una buena acción”.
Segovia al día no se hace responsable de las opiniones de nuestros colaboradores.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.101