Muchos podíamos pensar que era uno de esos chistes malos con los que adereza sus diatribas políticas. Pero al parecer lo dijo completamente en serio, conteniendo cualquier ataque de risa. Al menos así lo interpretó su entrevistadora, por otra parte una avezada periodista. “Mi intención es ser el cabeza de lista de Ciudadanos en 2023”, era el titular proporcionado por el vicepresidente de la Junta a la edición regional de “Abc”.

Sabemos hace mucho de la inveterada costumbre de Francisco Igea de tomarnos a todos por perfectos imbéciles. Pero “El topillo” confiesa que no pensaba que hasta el extremo de proclamar algo así, pensando que alguien puede creérselo. Sobre todo porque si algo hay de cierto en tan intrincado personaje, es su declarada ambición política, que el mismo reconoce que no saciada en una sola legislatura, reclamando cuatro años más para desarrollar su “programa”.

Analicemos todo lo que presupone la intención declarada por el personaje. Primero, que Ciudadanos va a seguir existiendo dentro de dos años. Segundo, que va a elegir su candidato en unas primarias que él por supuesto ganaría (es de esperar que, en evitación de males mayores, nadie le mentará a ningún cuñado en plena campaña). Y tercero, que C´s va a obtener un resultado que, como mínimo, le permitirá volver a ser vicepresidente plenipotenciario de la Junta. Ustedes me dirán si no es mucho suponer.

Que Ciudadanos es hoy, 1 de junio de 2019, un partido zombi es algo que sabe hasta su portavoz en las Cortes, David Castaño, que, pese a no haber sido nunca el más listo de la clase, ya lo dejó muy claro en el hemiciclo: “Déjenos morir en paz”, le dijo al socialista Luis Tudanca durante el debate de la fallida moción de censura. Y eso fue un mes de antes del redondo resultado cosechado en las elecciones madrileñas.

Puede que quede algún incauto que siga pagando su cuota de afiliado sin enterarse de que Ciudadanos ha muerto. Pero ese no es Igea, que tiene de todo menos de incauto. Podía ser incluso la teórica jefa orgánica de los zombis, Gemma Villarroel, que vaga por la comunidad como alma en pena ejerciendo su “liderazgo”. ¡Qué papelón el suyo, que había sido nombrada por Arrimadas en la expectativa de reemplazar a Igea en la vicepresidencia de la Junta! Ayer tuvo que poner cara de póquer cuando le preguntaron por la intención del vicepresidente de volver a presentarse a las elecciones bajo las siglas de su partido.

Lo que ha descartado Igea, aunque cualquier sabe, es su “sueño húmedo” de optar a la alcaldía de Valladolid. “Mis sueños húmedos son muy convencionales”, ha dicho días atrás en otra entrevista, en este caso al grupo Tribuna. Puede que ello explique lo de haber sacado a colación a Nacho Vidal en el rifirrafe mantenido con Pablo Fernández en el pleno de las Cortes. Otra cosa no, pero, entre medias verdades y mentiras enteras, Igea se explica como un libro abierto.