“Rey Sol”, en ridículo por meterse donde no le llaman
Algo así como el parto de los montes. Después de no haber tomado ninguna medida el jueves 15, fecha en el que la tasa de Incidencia Acumulada se había duplicado respecto a la semana anterior, va Fernández Mañueco y convoca en la tarde de este martes un Consejo de Gobierno extraordinario en el que se suponía que por fin la Junta pondría fin a su indolencia ante la escalada de la 5ª ola de la pandemia. ¿Y qué medidas de choque adopta? Básicamente dos: Una tan socorrida como la de volver a cerrar el consumo en las barras de los bares, y otra de tan escaso impacto como la de adelantar a la 1:30 de la madrugada el cierre del ocio nocturno, que ya estaba fijado en las dos.
Una nueva tomadura de pelo, y ya se pierde la cuenta, que no ataca al fondo del problema -la expansión del virus entre la población juvenil y la contribución a ello de los saraos y botellones organizados por dicho segmento de la población- y que vuelve a castigar al estigmatizado sector de la Hostelería, al que esta vez habían hecho creer que no sería el cabeza de turco de la nueva escalada epidemiológica.
El desconcierto es general tras este enésimo bandazo del gobierno Mañueco, que el pasado jueves acordó constituir un nuevo grupo de trabajo que supuestamente tenía como objetivo reorientar la estrategia de la Junta (el ninguneo sufrido por el comité de los sedicientes expertos no puede ser ya más humillante). La composición de dicho grupo dejaba entrever un insólito protagonismo de la consejería de Fomento y de su titular, Juan Carlos “Rey Sol” Suárez-Quiñones, en detrimento de la consejera de Sanidad, Verónica Casado, y del vicepresidente que la tutela. Una idea que de hecho se confirmó cuando en la mañana de ayer “Rey Sol” (“La Administración soy yo”) se descolgó anunciando que se trabajaba en una línea de medidas en plan “quirúrgico” con el fin “de no afectar de manera generalizada a sectores económicos”, añadiendo que estarían centradas en la población sin vacunar.
Unas horas después, ante la presión del tándem Casado-Igea, que urgía la adopción de nuevas medidas, por laxas que fueran, Mañueco convocaba el Consejo de Gobierno y dejaba en ridículo al ínclito Quiñones (que bien haría, dicho sea de paso, centrándose en lo suyo, máxime en plena campaña de incendios forestales).
Más allá de ordenar el cierre de los parques públicos desde la medianoche hasta las siete de la madrugada, la Junta sigue sin querer ni hablar del toque de queda implantado en otras comunidades, o de otras medidas aplicadas el pasado año en esta con la anuencia del Tribunal Superior de Justicia, caso del cierre perimetrado de localidades con incidencia epidemiológica descontrolada. El semáforo ha pasado a la historia y en esta fecha, con una tasa de IA próxima a los 900 casos, el conjunto de la comunidad permanece en estado de alerta 1, incluida la provincia de Palencia, donde dicha tasa se cifra en 1.135 y la ocupación de camas UCI por enfermos de Covid se eleva a un 45 por ciento.
Una vez más, la inexorable Ley de Murphy que persigue a esta desdichada comunidad autónoma.
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