Ahora se han inventado la barbaridad de la multa de a nueve mil del ala por el pisito o del embargo por tres años de los pisos a los bancos a los que ellos no pagan los créditos: “Maroto, siembra la tierra que no es un coto. Falote, que ya está bien de chupar del bote. Ramón, hay que acabar con tanto bribón. Pues le vamos a dar con el tran, traca, tran, pico pala, chimpun y a currelar, para pa para pa para pa pa pa."

Mi adorado Carlitos Cano, D.E.P, no pensaba en los chulos del estado cuando compuso la copla alegre. Tal vez por eso, años después, componía habaneras en Cádiz, lejos de esa bella isla convertida en una inmensa cárcel.

Esta mañana, mientras Chari y servidora preparábamos la comida, escuchando ‘la radio con botas’ de Manolo Fernández, hacíamos el repaso de los republicanos sobrevenidos en nuestra vecina Segovia. En Torrecaballeros no tenemos manifas republicanas. Ya saben que la familia fue felipista a la par que juanista. Nunca de Juan Carlos, siempre de don Juan.

El padre fue tan veleta como el hijo. Igual calzaba la boina carlista que se declaraba liberal. Igual se apuntaba al Frente Nacional que coqueteaba con los ingleses, después de Yalta, con la pretensión de un quítate tu pa ponerme yo.

En fin, el caso es que el padre no dio ni una y el hijo fue un experimentado traidor. Traiciono al padre y traiciono al padrino. Aliado con un conocido de mamá, un tal Suárez González, preparó un pacto de traidores al que entraron todos a la puta carrera.

El PSOE, experto en traiciones y partido de las mil caras, entró al trapo antes de llegar Suárez a controlar el cotarro patrio. Múgica, González y Guerra ya tenían preparados los papeles para que el franquista Arias Navarro pusiera el sello en la ventanilla de asociaciones políticas del Ministerio de la Gobernación bajo el mando de Fraga Iribarne.

El de la peluca fue más cauto. En sus manos estaba la deslegitimación del régimen de la monarquía franquista o hacer del mismo una falsa democracia con el asentimiento de un pueblo criado a los pechos del miedo, la traición y la ignorancia. Y el de la peluca abrazó al rey. El PCE se hizo neomonárquico antes del Sábado Santo Rojo del 77.

Carrillo, al pisar las moquetas de Zarzuela y Moncloa, abrazó a la monarquía franquista y traicionó a la Platajunta. La ruptura quedó para los gilipollas y la reforma quedó para los que querían vivir del Estado. Todos los partidos se convirtieron en chulos del estado. Los sindicatos se convirtieron en amarillos y verticales. Todos monárquicos, todos a repartir las mieles del Movimiento, de educación y descanso, de la sección femenina y de la madre que los parió.

Y ahora nos salen republicanos. ¿Qué sabrán ellos de república? Cuéntennos a los súbditos de su monarquía de partidos qué república nos quieren imponer. Cuéntennos las concejalas de Arahuetes si en su república podríamos elegir al alcalde o al alcalde lo elegirá el partido.

Cuéntennos si en su república los jefes de los partidos elegirán a los diputados o si los parlamentarios podrán ser elegidos por los ciudadanos de su distrito. Cuéntennos si en su república ustedes colocarán a otro Botas, como don Niceto Alcalá-Zamora, o si el presidente será elegido por los ciudadanos y presidirá el consejo de ministros.

Cuéntennos si su república será constitucional o parlamentaria. Cuéntennos si su república tendrá separación de poderes o si ustedes tendrán todo el poder.

Cuéntennos si en su república habrá un banco azul en el Congreso. Cuéntennos si en su república el gobierno pondrá su bota sobre los parlamentarios de los partidos diciendo: Aquí legislo yo. Aquí gobierno yo. El poder judicial lo nombro yo. A vosotros, parlamentarios del partido, os nombro yo, que soy vuestro jefe. Todos conmigo: Beeeeeeeeeeeeee.

Pasa la tarde y veo a don Óscar, de Lujuria, con su banderita republicana. Cuéntennos desde el mundo de la enseñanza, desde el mundo de los sindicatos, desde el mundo de la universidad… ¿Saben ustedes qué es un sistema representativo? ¿Pueden ustedes distinguir entre una república constitucional y una parlamentaria? ¿Saben que un estado de partidos estatales es la garantía de la corrupción moral, política y económica? Si eso es lo que ustedes defienden, a la Chari, a mamá y a mí no nos interesa su bandera tricolor, ni las flores, ni las manifas. Estamos en otra cosa.

Cuando ustedes se civilicen, hablamos. Viven de espaldas a la sociedad civil. De la sociedad civil no puede salir una sociedad política para mediar con el estado (su enemigo, el que dice cómo y cuánto dinero te quita, el que dice dónde y cómo lo gasta). Ustedes son los chulos del estado. Un estado sin controles ni separación de poderes. Un estado en el que los comunistas tienen que pagar al partido de Bárcenas. Un estado en el que los fachas tienen que pagar las sedes del PSOE…

Mientras sus partidos vivan del estado, no nos hablen de democracia, hablen de Leonor. Se cuecen todos en la misma salsa. ¡Azucarrr!