
Puede ser una gran sorpresa para quienes no conozcan la historia, pero la capital española sí tuvo un lugar para vacacionar y disfrutar de un chapuzón. La playa de Madrid fue una realidad en el año 1931; los veranos madrileños fueron toda una revolución entre los citadinos.
¿Cómo pudo ser posible la existencia de una playa en la capital? Detrás de aquel disfrute existe una historia muy interesante.
La “Playa de Madrid”: ¿Un recuerdo para la historia?
En definitiva, aquella famosa playa de Madrid quedó como el mejor recuerdo de los veranos madrileños. Por ello, es preciso adentrarse a la historia y saber de dónde nació toda la revolución.
Todo comenzó en la década de los 30 cuando la segunda república se instaló en España con la intención de hacer cambios significativos. De allí, nacieron grandes proyectos como instituciones o centros públicos. Aunque Madrid parecía tenerlo todo, le faltaba lo más importante: ¡Una playa!
Anteriormente, el turismo no estaba tan desarrollado, pero los madrileños necesitaban un lugar para distraerse y pasar el verano. Fue entonces cuando decidieron usar las orillas del Río Manzanares (Monte de Pardo) para crear una playa de agua dulce.
Las playas en Madrid no existían, pero el proyecto haría ese sueño realidad y nacería la primera de la capital. Fue una idea muy innovadora, se trataba de la primera playa artificial del país entero.
El río ya era usado para algunos chapuzones, pero no estaba muy cuidado. Tras el proyecto de la playa todos comenzaron a cuidarlo mucho más, siempre estaba limpio.
El sueño se hizo realidad
Finalmente, el sueño se hizo realidad en el verano del 1932, pero no fue hasta 1934 cuando se finalizó la obra. ¡Era una locura! Todos estaban revolucionados y el lugar se convirtió en el sitio de encuentro más popular de la época.
El estilo de la playa era racionalista, muy a la moda del momento y contaba también con mesas, restaurantes, chiringuitos y otras instalaciones. Sin duda, un proyecto majestuoso para los madrileños.
En los años 30, el turismo no estaba tan desarrollado. No era común viajar porque no existía mucho poder adquisitivo, y es destacable para entender la emoción por aquel proyecto. Casi nadie conocía el mar y, de repente, ¡Llegó a la ciudad!
La apertura dio lugar a grandes campañas promocionales con carteles imponentes. Fue un proyecto de alta categoría. Los hombres pagaban 30 pesetas para entrar y las mujeres 20. Fue un símbolo madrileño digno para estar en las fotos de postal.
Poco a poco la playa de Madrid llegó a su fin
Los madrileños disfrutaban de una hermosa playa artificial, pero el tiempo y la gran contaminación acabó con el río Manzanares. En el año 1947 se intentó recuperar, pero fue prácticamente imposible. Otra razón para su final fue la Guerra Civil.
En la actualidad, solamente queda el recuerdo en la memoria madrileña y algunos edificios abandonados porque ni siquiera hay agua embalsada. La maleza se apoderó de la de la presa, pero las áreas deportivas aun se usan como un club de élite.
El lugar más famoso de Madrid en los años 30 tuvo un final feliz porque al menos alegró el corazón de muchos citadinos.






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