“Lo segoviano”
Hay que pararse de vez en cuando en el valor de lo entrañable, del porqué y el como que sólo es posible encontrar en la geografía de la mejor intimidad.
Somos un pueblo cuya vida histórica estuvo sustentada en el “ius non scriptum”, característico de aquellas sociedades que crecieron entre el riesgo y el acoso de la frontera, en el marco histórico de la expansión castellana por las tierras que bañan las aguas del Duero, y esta herencia dejó en nuestros genes los conceptos de libertad y de constancia.
Los usos y costumbres estructuraron una actitud de “grupo” de “comunidad”, que, jurídicamente alcanza expresión en los Fueros, cuya máxima ejemplaridad se muestra en los Fueros de Sepúlveda. en resumen, nos va definiendo EL COMUN, y la condición de defensores de un espacio territorial, de un colectivismo singularizado en sexmos, comuni-dades y hasta aldeas. Ganáronse privilegios pero también obediencias a las Ordenanzas poseedoras de un excepcional sentido de beneficio para la comunidad. Una rica terminología nace para su puesta en práctica. Basta recordar la Hacendera, suma del trabajo personal de neta utilidad pública, las Cortas y mondas que aún subsisten en muchos de nuestros pueblos, que implican la importancia de lo rural en el contexto de Segovia.
En el año 1868 la Condesa de Gasparín nos daba una exquisita visión del paisaje y de los habitantes en él asentados, y con un estilo literario entre romántico y realista, describe las casas de adobes, el vuelo de las golondrinas, las faldas azafranadas de las mujeres, la silueta de las cigüeñas entre los trigos, y aquellos serios labradores envueltos en sus mantas. Esta Condesa, que no se limitaba a escribir en el cobijo del gabinete, sino que fue viajera estusiasmada, definía a los Segovianos como gentes altivas y nobles.
Y es que somos hijos de nuestro paisaje, de los vegetado y de lo desierto, y aceptando el mensaje del río, la llanura y el bosque modelamos una cultura llevada a buen puerto desde el siglo XII hasta la derrota de Villalar, con prosapia y estilo comunero, lo cual implica que también estuvimos abiertos a los cielos históricos, a la aparición y fortalecimiento de las ciudades, y a impulsar la creación del ámbito industrial, que primero tuvo largo prólogo artesano.
Si lo segoviano huele a resina, que tanto nos distinguió, también sustentamos una importantísima riqueza pañera, producto de la lana de nuestras ovejas merinas. Fuimos allá por el año 1610, un verdadero emporio de riqueza. Nuestro gremio textil empleaba a más de 40.000 personas en miles de telares, y sus productos llegaban a Flandes, al sur de Francia, y a las ciudades italianas.
Paños
Como dato curioso, entre los años 1579 a 1584, la producción de paños segovianos equivalía a el 62,7% de las de Venecia y computaba el 12,23% de las exportaciones del puerto de Londres. De ahí que en la obra del segoviano Jerónimo de Alcalá, El Donado Hablador, pudiera leerse que Segovia era: “Ciudad rica, por tener como tiene, el trato mejor y de tanto caudal, tan honroso y necesario, como es el de los paños, cuyos hacedores son sin número”.
Comunidades, concejos y gremios, fueron capaces de establecer un entramado de responsabilidades, cada día más vinculadas entre sí, y esto unido al concepto de libertad del que antes hemos hecho mención, establece un equilibrio de poderes, entre las razones de estado, inquilinas de la corte y los palacios, con la representación popular, luego bien representada en la figura Regidor. En pocas regiones de España pudo llegarse a un concierto razonable, como ocurrió en la nuestra entre monarcas. Cortes y pueblo llano. La nobleza, la caballería, aunque proclaman la defensa del honor y de la moral social, no pierden de vista “ la encomienda”. Pero paralelamente, los mercaderes defenderán tenazmente sus beneficios, porque el margen es intocable. Y este pueblo nuestro lo comprendió haciendo gala de un anticipado sentido democrático. Sus representantes cuando conceden o aprueban determinadas exacciones, lo hacen con palabras enérgicas: “ y que al tiempo que su Majestad no las cumpla, todas o algunas y las contravenga, cese este servicio y no tenga afecto alguno” acordaba el consistorio de nuestra ciudad un mes de noviembre de 1608, presentado al rey en Madrid por dos regidores.
Campo y ciudad, labradores y ganaderos, artesanos, mercaderes e industriales. El pastor sobre el horizonte y la Mesta poderosa. Estos pueden ser algunos referentes de ese rico concepto que es “ lo segoviano”.
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