Mientras los cereales han visto incrementar sus costes en la última campaña entre un 40 y un 50%, la subida de los del girasol ha sido del 10%, pero además, se aventura una subida de precios a medio plazo.
La Asociación Española del Girasol (AEG) considera que el girasol se perfila como uno de los cultivos más interesantes del presente año agrícola teniendo en cuenta costes y previsión de precios a medio plazo.
El pasado mes de febrero, la invasión de Ucrania por Rusia hizo que, ante el riesgo de desabastecimiento, se autorizara la siembra de los barbechos y la superficie de girasol creciera hasta un 40% más que el año anterior, llegando casi a las 900.000 Has. Los precios de los productos como cereal y oleaginosas llegaron a niveles récord, en un mercado de por sí muy volátil. Pero no solo han subido los precios de los productos agrícolas, sino también los insumos como fertilizantes o gasoil lo hicieron de forma exponencial.
En estos momentos, el agricultor afronta la siguiente campaña con el riesgo de la climatología, condicionado por los altos costes de semillas, fertilizantes y gasoil, y la incertidumbre por la alta volatilidad de los mercados. El cereal ha visto como sus costes de cultivo la pasada campaña 2021/22 crecieron entre un 40% y un 50% respecto a la campaña anterior, mientras que, en el girasol, por su parte, la subida tan solo ha sido de un 10%. De esta forma, el girasol necesita un menor nivel de insumos, y tiene una ratio de eficiencia económica muy alta, por su baja inversión frente a los ingresos totales.
Ante este escenario, “el cultivo de girasol se presenta como un cultivo muy interesante no solo en secano si no también en regadío, donde la pasada campaña representó hasta un 16% de la superficie total de este cultivo, debido al menor consumo de fertilizantes y donde, ante las menores dotaciones de agua, se obtienen unas muy buenas producciones con tan solo uno o dos riegos”, señala el presidente de la AEG, Juan Fernández.
“España es un país deficitario en girasol, importando todos los años entre 400.000 y 500.000 toneladas tanto de pipa como de aceite, lo que unido a que la demanda internacional de este producto aumenta año tras año hace que a pesar de la volatilidad de los mercados podamos aventurar un atractivo nivel de precios a medio plazo”, destaca Fernández.







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