La nueva muestra organizada por la Fundación Caja Segovia se expone en la Sala de las Caballerizas del Torreón de Lozoya.
Con esta iniciativa, la Fundación Caja Segovia ha querido recordar y homenajear a este establecimiento, tras su definitivo cierre el pasado 31 de mayo.
Los orígenes de este popular comercio se remontan a 1919, cuando Dª. Antonia Jiménez, viuda y con tres hijos, comenzó a fabricar flores y molinillos de papel, pitos de caña y otros rudimentarios juguetes que vendía en los mercados de la capital y de la provincia. Doce años después, el 30 de noviembre de 1931, abría tienda propia en la Calle Juan Bravo nº 42. Allí seguía vendiendo sus flores de papel (“marca de la casa”), así como juguetes y bisutería.
Desde su apertura, la popular juguetería “La Infantil” ha estado regentada por tres generaciones de esta familia de emprendedores que han llevado la ilusión a los hogares segovianos: en 1951 tomaría el relevo en la gerencia del comercio, su hijo, Antonio Garrido, a quien sucedería en 1966. Gregorio Garrido, nieto de la fundadora. Durante este tiempo el establecimiento creció notablemente hasta el punto de que en 1976 el negocio se amplió con una nueva tienda en la Plaza del Corpus, en el recuerdo de todos los segovianos por sus desfiles de Carnaval o las visitas de los Reyes Magos, que cerraría sus puertas en el año 2000. El año 2016 ha supuesto el cierre de la primitiva tienda, por jubilación de su propietario.
Exposición Homenaje a la Juguetería “La Infantil”
Salas de Caballerizas – Torreón de Lozoya
del viernes 16 de diciembre del 2016 al domingo 15 de enero de 2017
Horario
De martes a viernes: de 18:00 a 21:00 h.
Sábados y festivos: de 12:00 a 14:00 h. y de 18:00 a 21:00 h.
Lunes cerrado
La colección de juguetes de “La Infantil” comenzó de una forma casi fortuita, como consecuencia del almacenamiento de aquellas piezas que no se vendían, muchas de las cuales habían quedado relegadas tras la revolución que supuso la aparición del juguete de plástico. En 1971 su propietario, consciente de que en aquellos almacenes se atesoraban piezas de extraordinario valor, decide organizar y ampliar la colección de una forma sistemática, guardando series enteras de aquellos juguetes que se vendían en la tienda, viniendo a sumarse así un buen número de piezas a las ya existentes. De esta forma se gestó el 90% de la colección –integrada por más de 2.000 juguetes-, correspondiendo el resto a adquisiciones, intercambios entre coleccionistas e incluso regalos.
Cronológicamente, la colección abarca desde un curioso bombero –pieza absolutamente singular, no presente en ninguna otra colección, ni museo- y un coche de la marca Ford, ambos de 1905, hasta juguetes recientes. A través de ellos puede recorrerse la historia del juguete del siglo XX con sus cambios de materiales –hay piezas de madera, chapa, cerámica e incluso vidrio- y la aparición de los primeros fabricantes como Payá, Rico o Jyesa. La muestra, que ha contado con la imprescindible complicidad de Gregorio Garrido, su propietario, reúne una exquisita selección de más de 200 piezas de esta extraordinaria colección.
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