La música interpretada en varios rincones históricos de la villa, donde se instalaron cuatro escenarios con pianos de cola rodeados de velas dio un toque especial a la noche sepulvedana.

El público que asistió a la velada fue descubriendo los cuatro escenarios  situados en la Plaza de España, el Museo de los Fueros, la Iglesia del Salvador y el Santuario de Nuestra Señora de la Peña, cuyos alrededores también acogieron el concierto final ofrecido por once pianistas profesionales que anteriormente se habían ido alternando en los distintos instrumentos desde las 20:30 horas.

De forma previa a la participación de estos músicos que pusieron el broche a la ‘Noche en Blanco y Negro', la villa ya había experimentado el sonido de los jóvenes intérpretes, alumnos del Conservatorio de Música de Segovia, y varios espontáneos más, que quisieron aprovechar la hora de piano libre dispuesta en el programa para dar a conocer su talento.

Durante las más de cinco horas de música sonaron boleros, fandangos, bulerías, farrucas, escenas románticas y piezas fácilmente reconocibles para cualquier oído.