La Concejalía de Participación Ciudadana de Segovia ha editado 300 guías en papel y cualquier persona la podrá consultar en segovia.es
La Guía es un documento que ayuda a detectar los problemas por los puede pasar un determinado colectivo y le ofrece algunos remedios. Y es que, ¿qué asociación no ha padecido alguna de estos síntomas: mala organización, la presencia de pocas personas en las reuniones o en las actividades propuestas, falta de voluntarios para las juntas directivas o reuniones eternas y no productivas?
En esta guía se han analizado 7 de las dolencias más comunes.
La primera es la denominada ¿solo somos nosotros? Aquí no participa nadie. Como remedio se propone informar, motivar y lograr un protagonismo compartido, e incluso, si no hay más remedio llegar a la disolución porque no pasa nada.
La segunda dolencia es la “reunionitis”, las reuniones eternas no productivas. La medicina es sencilla, hay que tener claros los objetivos de la reunión, contar con un facilitador que la dirija y dinamice, y pedir puntualidad para su inicio y fijar la hora para su conclusión.
También suele ser muy común la fractura comunicativa. Para este mal se recomiendan cuatro tipos de vitaminas comunicativas: la FL, formación interna; la JC, Jornada de convivencia; la CM, es decir, cartas y mails; y la vitamina S, Storytelling.
A la quinta se le puede dar el título de “virgencita que me quede como estoy”. En estos casos, ante la pesadez mental y física, la apatía o la desmotivación se pueden emplear las cápsulas creativas como la lluvia de ideas, los prototipados o el scomper.
La hemorragia organizativa o lo que es lo mismo de eso quién se ocupa. Estas situaciones se plantean cuando surgen tareas y funciones de forma caótica sin que vayan acompañadas de un responsable concreto. Para solucionarlo lo mejor es aplicar la cápsula Kanban, un tablero con tres columnas: pendiente, en desarrollo, finalizado, en las que, mediante post it, los miembros del equipo/asociación colocan las tareas que debe realizar cada uno para desarrollar la actividad.
La séptima y última dolencia analizada y a la que se propone un tratamiento sencillo es Nadie sabe lo que hacemos, un mal al que se puede combatir aplicando técnicas como la denominada Open Space generando conversaciones de interés; el huevo frito que consiste en detectar aquello que impide alcanzar un objetivo determinado o las reuniones breves diarias (daily meeting), entre otras.




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