La "revolución pendiente" de Fernández Mañueco
"¿Qué hubiera ocurrido si Mañueco es investido presidente de la Junta? Pues que en principio se hubiera producido toda una escabechina".
“Creo que si Silván hubiera ganado las primarias, hoy sería el presidente de la Junta”, decía el alcalde de Valladolid y portavoz federal del PSOE, Óscar Puente, en la megaentrevista que le dedicaba el pasado domingo “El Mundo-Diario de Valladolíd”. Inmediatamente antes, el entrevistado se referiere al ganador de dichas primarias, Alfonso Fernández Mañueco, indicando que “se ha encontrado con el handicap de que no le han dejado gobernar en el último tramo para darse a conocer”. Esto es, Puente piensa que si el eventual candidato a la presidencia del PP fuera el actual alcalde de León, Juan Vicente Herrera le hubiera cedido la presidencia de la Junta, cosa que no ha hecho, ni de momento piensa hacer, con Mañueco.
Ignoro si dicha presunción del alcalde de Valladolíd, cuya sintonía personal con su homólogo leonés es sobradamente conocida, obedece a una mera intuición personal o se basa en el convencimiento íntimo que le haya podido transmitir el propio Silván. Pero, sea como sea, “El topillo” piensa al respecto exactamente lo mismo que Puente.
Solventado el delicado problema de su aforamiento, cuestión resuelta simplemente con mantener el escaño de procurador, lo normal es que a estas alturas Herrera le hubiera cedido el testigo de la Junta a Silván. ¿Y por qué no ha hecho lo propio con Fernández Mañueco? La respuesta es obvia. En esa tesitura, el risueño alcalde leonés, que era el preferido de su amigo Juanvi, habría aceptado la herencia manteniendo en sus cargos a todos los miembros del gobierno de la comunidad, empezando por el vicepresidente, José Antonio de Santiago-Juárez, y terminando por el consejero de Sanidad, Antonio Sáez, un personaje más quemado que un ninot valenciano el 20 de marzo.
¿Qué hubiera ocurrido si Mañueco es investido presidente de la Junta? Pues que en principio se hubiera producido toda una escabechina. Por descontado que el primero en caer hubiera sido el citado De Santiago-Juárez y, tras él, todos los de su cuerda, es decir, todos menos el titular de Fomento, Juan Carlos Suárez-Quiñones, el verso suelto que accedió a la consejería como cuota leonesa pactada con la malograda presidenta del PP de León, Isabel Carrasco.
Todo lo más es posible que Mañueco hubiera “indultado” a Carlos Fernández Carriedo, el eterno chico bien mandado que vale igual para un roto que para un descosido. Incluso, en un rasgo de infinita bondad, hay quien dice que pudiera haberse salvado de la quema la consejera de Bienestar Social, Alicia García, quien al parecer viene haciendo méritos para hacerse perdonar el aciago desliz cometido al decantarse públicamente en el último momento a favor de la candidatura de Antonio Silván. Toda una “revolución pendiente” que está por ver si en algún momento tiene lugar.
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