Vistos los resultados en Castilla y León, que arrojan una contundente victoria de Soraya Sáenz de Santamaría (2.859 votos) y un batacazo espectacular de María Dolores de Cospedal (566), se comprende perfectamente que tanto el presidente autonómico del partido, Alfonso Fernández Mañueco, como los nueve presidentes provinciales del mismo se conjuraran para mantener ocultas sus preferencias. Y es que a poco que se comparen estos resultados con los de las primarias autonómicas disputadas el pasado año, se deduce que el aparato del partido ha cambiado claramente de bando en más de la mitad de las provincias.

La sorpresa no ha venido por el lado de Pablo Casado, que ha obtenido un importante respaldo (2.049 votos, el 36,2 por ciento) y se ha impuesto en las dos provincias con las que mantiene especial vinculación: Palencia, de la que es natural, y Ávila, a la que representa en el Congreso de los Diputados. Sus resultados están en consonancia con los de su candidatura en el conjunto de España.

Lo realmente sorprendente ha sido el descalabro de la todavía secretaria general del partido en una comunidad en la que se suponía que el aparato del partido le era mayoritariamente afín. No en vano había sido siempre la gran valedora de Fernández Mañueco, por el que siempre apostó como sucesor de Juan Vicente Herrera. ¿Como es posible que Cospedal se haya visto abandonada a su suerte en Castilla y León y especialmente en las provincias (Salamanca, Zamora, Burgos, Segovia y Soria) que más se volcaron el pasado año para llevar en volandas a Mañueco hasta la presidencia autonómica del partido?

La explicación tiene nombre y apellidos: Fernando Martínez Maillo, el ex presidente provincial del PP de Zamora y coordinador general del PP. Para ser más exactos, su enfrentamiento con la secretaria general y su pase con armas y bagajes al bando de Soraya Sáenz de Santamaría. La prueba del nueve ha sido el resultado de la votación en la provincia de Zamora: 444 votos para Soraya y 37 para Cospedal.

Quedaba por ver si Martínez Maillo iba a ser capaz de arrastrar hacia su nueva causa al resto de las provincias “mañuequistas” y hasta ahora fieles a la secretaria general. Y los datos hablan por sí solos. En Salamanca, cuna de de Mañueco, el resultado no ha diferido mucho del de Zamora (398 Soraya, 58 Cospedal), y lo mismo ha ocurrido en Burgos (353-37), Segovia (178-25) y Soria (136-37). De suerte que más de la mitad de ínfima cosecha de votos de Cospedal en la comunidad se han concentrado en Valladolid (215) y León (102), precisamente las provincias, junto con Palencia, sobre el papel menos propicias para su candidatura.

El resumen sería que, siguiendo la pauta marcada por Matínez Maillo, Fernández Mañueco y los suyos han dejado en la estacada a Cospedal para sumarse al carro -queda por ver si triunfante- de Sáenz de Santamaría.

El Topillo de Castilla y León