Castilla y León tiene 193 mayores de 65 años por cada 100 personas menores de 16.
El Instituto Nacional de Estadística ha publicado los últimos datos sobre envejecimiento en nuestro país que, una vez más, reflejan una tendencia que parece imparable: España ha vuelto a registrar un máximo histórico de envejecimiento, del 120% o, lo que es lo mismo, ya se contabilizan 120 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16. Esta cifra supone un crecimiento de 2 puntos porcentuales con respecto al año pasado, cuando el índice de envejecimiento se situó en un 118%.
Castilla y León supera con creces el índice de envejecimiento nacional con un índice del 193%, es decir, 193 mayores de 65 años por cada 100 menores de 16, la tercera cifra más alta del país.
Conclusiones de la Fundación Adecco
Los últimos datos del INE sitúan a Castilla y León como tercera comunidad autónoma más envejecida (193,5%) y su índice de envejecimiento crece a un ritmo 3 puntos porcentuales al año.
Por provincias, Zamora es la que presenta un mayor índice de envejecimiento (292%), frente a Segovia, que es la más joven (156%).
Las regiones más envejecidas son Asturias (214%) y Galicia (195%), mientras que Ceuta, Melilla, Murcia, Andalucía y Baleares son las únicas regiones que presentan una mayor proporción de jóvenes.
La Fundación Adecco alerta de la incoherencia que tiene, en esta coyuntura, discriminar laboralmente a los desempleados de más edad. Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco: “no sólo es un contrasentido demográfico, sino que ponemos en peligro nuestro Estado del Bienestar. La prioridad nacional debe ser la implementación de políticas activas de empleo que empoderen a los desempleados séniors, mediante formación, acompañamiento y recursos clave que les permitan actualizar sus competencias y convertir su experiencia en un valor añadido”.
En la misma línea, Mesonero comenta que: “en la actualidad, la edad de ingreso al empleo es cada vez más elevada; sin embargo, la discriminación comienza poco después de los 40 años, propiciando una salida temprana del mercado laboral. Si a ello añadimos que la esperanza de vida está en máximos históricos, la conclusión es que las personas están más tiempo inactivas que activas a lo largo de su vida. Con todo ello, llegar a los 35 años cotizados se torna complicado y, quien llega, sólo genera un 33% del importe total de la jubilación, con lo que la situación se vuelve insostenible”.
La relación cotizante-pensionista cerró el año 2017 con un valor mínimo, del 2,2, considerándose una ecuación sostenible a partir de 2,5. Si continúa esta tendencia, para 2052 se estima que, por cada persona inactiva, habrá poco más de una persona trabajando, lo pone en peligro la sostenibilidad de nuestro sistema.
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