La alcaldesa cumplía, un año más, con la tradición que se repite cada 16 de agosto desde 1599, año en el que la peste asoló la ciudad de Segovia.

La iglesia de San Millán acogió una misa en honor a San Roque. Tras la celebración litúrgica, los fieles de la parroquia de San Millán salían en procesión con el santo y su perro acompañados de la música de la dulzaina y el tamboril.

“En nombre y representación del pueblo de Segovia, acudo ante Ti, Señor San Roque, abogado de la peste e intercesor entre el Señor Dios y los hombres, a renovarte la fidelidad de esta ciudad noble y agradecida”, con estas palabras los regidores de la ciudad agradecen desde hace siglos al Santo su intercesión ante la epidemia de peste que asoló buena parte de Europa al final del siglo XVI.

Durante la gran epidemia, ciudades y pueblos de la Europa católica se encomendaron al Santo para que los protegiera de la peste. Desde entonces, San Roque y su perro tienen miles de imágenes en las iglesias parroquiales de Europa y las Américas que salen de sus templos acompañadas por los feligreses el día 16 de agosto.

Imagen: Ayuntamiento de Segovia