La Villa de Sepúlveda es un lugar ideal para pasar un fin de semana o un puente en familia, con amigos, en pareja o como andariego solitario.
Sepúlveda es una parada imprescindible en la libreta de viajes de cualquier amante de la naturaleza, el mundo rural o el arte. Un lugar para viajar, disfrutar, descansar, respirar, saborear, conocer y vivir nuevas experiencias. Y es que el frío ya no es sinónimo de quedarse en casa sino de perderse y disfrutar viajando.
La población de Sepúlveda y el lugar en el que se erige, el principio del parque natural de las Hoces del Río Duratón, es sin duda una experiencia que recomendamos a todos los amantes del turismo rural, de la historia, de la naturaleza, del arte, de la belleza escondida, de la gastronomía, de las tradiciones, del descanso y la desconexión.
El Museo de los Fueros (Iglesia de los Santos Justo y Pastor), el Centro de Interpretación de la Antigua Cárcel, la Iglesia de Ntra. Sra. de la Peña, la Iglesia del Salvador, el Centro de Interpretación de las Hoces del Río Duratón son algunos de los edificios que puedes visitar. También las personas que se acerquen la localidad estos días podrán admirar el Nacimiento, que desde hace algunos años, por estas fechas, decora uno de los rincones de la Iglesia de San Bartolomé.
Otra buena manera de conocer Sepúlveda es a través de las visitas guiadas en las que se lleva a cabo un itinerario que permite al visitante tener una visión completa de la historia, la cultura y las tradiciones de la localidad mientras que recorre el casco histórico, los diferentes miradores y varios monumentos emblemáticos de Sepúlveda.
Por otro lado, los amantes de la naturaleza, tienen la opción de realizar en Sepúlveda, la senda de los dos ríos (circular 5km), la senda de la glorieta (Ruta Accesible) y la senda larga (10 km ida, 10 km vuelta), tres de los senderos que se pueden hacer en el parque natural de las Hoces del Río Duratón.
Y para reponer fuerzas qué mejor que degustar y disfrutar con el plato estrella de nuestra gastronomía, el Lechazo Asado, o algún plato de la rica oferta gastronómica que ofrecen los restaurantes y figones de la Villa, siempre dejando un hueco para la rica repostería sepulvedana.
En definitiva, los museos y centros de interpretación, el singular románico sepulvedano, sus preciosas calles y rincones, las hoces del río Duratón y sus bonitos senderos en los que poder vivir los últimos días del otoño, la exquisita gastronomía y repostería sepulvedana convierten a Sepúlveda en un destino turístico para todos los públicos, en un lugar ideal para disfrutar de este mes antes de las Navidades.
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