Cabía pensar que el interesado caos que ha caracterizado la política de la Junta en materia de Función Pública durante la interminable etapa de Juan Vicente Herrera difícilmente alcanzaría mayores cotas. Pero la famosa Ley de Murphy es inexorable y, a falta de otras glorias, el máximo responsable político del asunto, el vicepresidente y consejero de la Presidencia, José Antonio de Santiago-Juárez, ha decidido superarse a sí mismo y a sus antecesores.

No solo es que, a meses de finalizar su mandato, haya convocado unas Relaciones de Puestos de Trabajo (RPT) que tienen mas trampas que una película de chinos, consolidando el favoristimo y clientelismo que ha subyacido siempre en la Administración Autonómica (no digamos ya en los entes, engendros y chiringuitos que conforman su mal llamado sector público, también conocido como Administración B).

Uno de los últimos desaguisados había sido la oposición convocada para cubrir 384 plazas de personal de servicios, a la que concurrieron más de 18.000 aspirantes, cuyas pruebas, celebradas el pasado 3 de junio, fueron anuladas a causa de una errónea formulación de las preguntas que originó un alud de reclamaciones. Ante ello, la Consejería decidió anular dichas pruebas, obligando a repetirlas cinco meses después, el pasado 2 de diciembre, y he aquí que, según publica este lunes “El Norte de Castilla”, los test han vuelto a pifiarla. El gazapo ha consistido ahora en basar algunas preguntas utilizando un texto del Estatuto de Autonomía anterior al vigente desde la reforma de 2007, refiriendo así erróneamente el contenido de varios de sus artículos, lo cual a buen seguro originará nuevas impugnaciones.

Lo dicho: el otrora todopoderoso e intocable (ya no controla ni el antiguo “L´Osservatore Romano) De Santiago-Juárez parece decidido a ofrecernos nuevas tardes de gloria hasta su último suspiro.

El Topillo de Castilla y León