Sánchez Cabrera rompe el silencio de los corderos

Aquello de que “el que se mueve no sale en al foto”, con lo que nada más llegar el PSOE al Poder advirtió a los propios el entonces todopoderoso Alfonso Guerra, ha seguido y sigue vigente en todas las formaciones políticas, incluidas las de nuevo cuño, como Ciudadanos y Podemos, que llegaron presumiendo de democracia interna. No digamos en el PP, partido presidencialista donde los haya, cuyo líder puede permitirse “dedazos” como los utilizados por Pablo Casado para nombrar sus candidatos a las Alcaldías de Ávila y Segovia.
Con tal de guardar su viña, todos los desautorizados por dichos “dedazos”, el minarete autonómico y los máximos dirigentes del partido en ambas provincias, se la han tragado doblada. A ninguno se le ha ocurrido conjugar el verbo dimitir, vocablo que a ellos les suena a nombre ruso.
Pero en medio de ese silencio de los corderos ha prorrumpido el presidente de la Diputación abulense, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, para acusar a Casado de haber pasado “por encima de una dirección provincial, de una dirección regional y por encima de todos los afiliados del PP que confiaron en Carlos García”. Evidentemente, Sánchez Cabrera respira por su propia herida, ya que era el candidato manejado por García González, el presidente provincial del partido, para optar a la Alcaldía de la capital.
El presidente de la Diputación se ha quedado solo en su recriminación hacia Casado. Y no solo eso, sino que ha sido duramente criticado por algún medio que, desconocedor de los Estatutos del PP, se obstina en mantener que la designación de los candidatos constituye una competencia “exclusiva” de Génova. Nada más falso. Si bien es cierto que, de acuerdo con el artículo 52.1, el Comité electoral nacional aprueba las candidaturas municipales de capitales de provincia, el apartado 3 del mismo artículo señala que es el Comité electoral provincial quien las elabora y propone. Y el Comité provincial de Ávila ni siquiera llegó a reunirse, al igual que tampoco lo hizo el nacional.
Así que la verdad es la verdad, dígala Agamenón o Sánchez Cabrera, quien ya sabemos que en su día se encaramó a la presidencia de la Diputación tras un golpe de mano perpetrado contra el candidato oficial designado por el PP abulense.
Esos sí, los “dedazos” de Casado encuentran ancha cobertura en el art. 46.2 de los Estatutos, según el cual “en caso de urgente necesidad, el presidente nacional podrá asumir las competencias de los órganos colegiados que considere necesarias y proporcionadas para la solución de la emergencia de que se trate”. ¿Era de urgente necesidad y emergencia designar el 22 de diciembre a unos candidatos a las elecciones del 26 de mayo? Pues esa es la cuestión.
El Topillo de Castilla y León
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