¿Hasta cuando se mantendrá la proclamada candidata del PP a la alcaldía de Valladolid, Pilar del Olmo, en su actual cargo de consejera de Economía y Hacienda de la Junta de Castilla y León? Si nos atenemos a lo que ella misma ha manifestado, apurando los plazos legales podría seguir siendo consejera hasta no tomar posesión de su cargo de concejala, es decir, hasta después de las propias elecciones del 26 de mayo. Pero, claro está, abordar una campaña electoral en esas condiciones resultaría políticamente escandaloso.

¿Cuál sería políticamente la fecha límite para renunciar a la consejería? Preguntado al respecto, ayer la marcó de manera nítida el presidente autonómico del PP y candidato a la presidencia de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. Y lo hizo ateniéndose al precedente que él mismo protagonizó en 2011, cuando, siendo consejero Interior y Justicia, concurrió a las elecciones municipales como candidato a la alcaldía de Salamanca. Mañueco renunció a la consejería durante el plazo de presentación de candidaturas, que viene a ser aproximadamente un mes antes de la jornada electoral. Aquel año se abrieron las urnas el 22 de mayo y el consejero de Interior y Justicia se mantuvo en el cargo hasta el 28 de abril.

Otro precedente posterior fue el del ex consejero de Fomento y Medio Ambiente, Antonio Silván, candidato a la alcaldía de León en las municipales de 2015. Silván no renunció hasta el 30 de abril, cuatro semanas antes de la jornada electoral del 27 de mayo. A la vista de tales antecedentes y de lo declarado por Mañueco, lo normal es que Pilar del Olmo se mantenga como consejera por lo menos hasta mediados de abril, con lo que le quedarían todavía tres meses en el cargo.

En lo que ha andado menos atinado el presidente autonómico y candidato del PP es al descolgarse con una oferta-reto al resto de los partidos para que gobierne la lista más votada tanto en la Junta como en los ayuntamientos y en las Diputaciones, evitando así los “pactos entre perdedores”. Se comprende que Mañueco arrime de esta forma el ascua a la sardina del PP de Castilla y León y a la suya propia, pero la cosa chirría mucho después de lo que se acaba de consumar en Andalucía. Ese pequeño detalle se lo recordaba esta mañana a muy tempranera determinado radiopredicador, que a cuenta de ello le ha dicho de todo menos bonito.

El Topillo de Castilla y León