Tras unos meses de polémica sobre la estatua del ‘diablillo del acueducto’, la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Segovia ha puesto en marcha la instalación de la escultura en la calle de San Juan.
El Ayuntamiento aprobó el convenio de colaboración con el empresario segoviano José Luis Herrero para la fundición y colocación del Diablillo de la calle San Juan.
La obra ha sido cedida al Ayuntamiento, por su autor, José Antonio Abella, y el empresario segoviano José Luis Herrero que costeará la fundición. Tiene una dimensión de 1,70 m de altura en total, es de bronce y granito, e incluye, como guiño a la actualidad, un teléfono móvil.
De esta manera se completa la tramitación iniciada una vez aceptada la donación de la escultura realizada por el artista, José Antonio Abella, a la ciudad. “Una pieza que no pretende ser una sesuda y aburrida lección de historia, sino un guiño a la leyenda del Acueducto”, según la nota de prensa municipal.
La escultura del diablillo está concebida para que forme parte de la ciudad como un detalle más que enriquezca su imagen, al igual que lo son la Sirenita de Copenhague, el Manneken Pis de Bruselas y el simpático Teufes (demonio) de Lübeck. En el caso de Segovia, se trata de recordar la leyenda que cuenta que el demonio construyó el acueducto en una sola noche, (noche que, como bien saben todos los segovianos, amaneció sin que al demonio le hubiese dado tiempo a poner su última piedra).
La escultura es un diablillo que va sentado sobre el muro de la calle San Juan, en la parte más alta de esta vía, y que usando unas tenazas sujeta un sillar de granito.
Realizada en bronce tiene una altura total de 1,70 m. El sillar sobre el que asienta es de 60x60x40 cm y la impresión que da es que el diablillo sujeta con sus tenazas ese sillar.
En la leyenda del demonio del Acueducto, el diablo no se presenta como un protagonista siniestro, sino como un simpático personaje que resulta engañado por las circunstancias y el ingenio de los habitantes de la ciudad. Es un diablo sonriente y rechoncho, hasta la burla, muy alejado de un siniestro demonio con el que asustar a los niños.
Además, José Antonio Abella ha añadido un elemento de actualidad, un teléfono móvil con el que el propio diablo se está haciendo un selfie frente a su obra, el Acueducto.
El equipo de gobierno del consistorio cree que la concepción de la obra es “una invitación sin palabras a que los turistas se fotografíen junto al diablillo y un guiño que permite al escultor, al visitante y al segoviano dejar constancia de su cariño hacia la ciudad de Segovia, ya que en la cara visible del teléfono móvil figura la inscripción”.
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