Ni un paso atrás en la lucha contra la violencia machista
Ana Mª Agudíez Calvo
Dice Bruce Springsteen: “allí donde alguien lucha por su dignidad, por la igualdad, por ser libre... mírale a los ojos". Y yo quiero mirarles a todos y a todas a los ojos porque una sociedad libre de machismo debe de ser nuestra lucha y nuestro objetivo.
La violencia machista es la máxima manifestación de la desigualdad y es incompatible con la democracia. Por lo tanto, uno de los principales retos a los que se enfrenta nuestra democracia es la erradicación de la violencia machista y no podemos permitir ni un paso atrás en los avances conseguidos. Es más, necesitamos redoblar los esfuerzos de los poderes públicos contra la violencia de género y rechazar con rotundidad cualquier pronunciamiento que propugne la eliminación o reducción de las medidas de protección de la mujer frente a la violencia machista.
Hoy más que nunca debemos reclamar medidas y políticas reales y efectivas para un verdadero cambio social que suponga una profunda transformación estructural en la que las mujeres seamos protagonistas y copartícipes.
Sin duda, todos los avances en igualdad en la historia democrática de nuestro país han venido de la mano del socialismo. Desde el permiso de paternidad, hasta las dos leyes de interrupción voluntaria del embarazo, desde la ley contra la violencia de género a la ley de igualdad o de dependencia… La igualdad, para el PSOE, es un principio fundamental.
Por el contrario, la Junta de Castilla y León de Juan Vicente Herrera, ha gobernado de espaldas a las mujeres, recortando nuestra capacidad económica y nuestros derechos, expulsándonos o precarizándonos en el mercado laboral y sobrecargándonos con el peso de los cuidados, primera consecuencia de los recortes del Estado del bienestar. Los gobiernos del PP y de las derechas son gobiernos de la desigualdad. Y ahora, con su radicalización, Fernández Mañueco camina con más firmeza en esa senda.
En Castilla y León los recortes que han experimentado las partidas presupuestarias destinadas a la igualdad entre mujeres y hombres y la lucha contra la violencia de género respecto al año 2010 son de un 34,4%. Es evidente, por tanto, que la recuperación en el presupuesto destinado a actuaciones de promoción de la igualdad y contra la violencia de género se sitúa en unos niveles que están muy alejados de los existentes en el periodo anterior al año 2011.
Es el momento de pasar de la literatura a los hechos .Es una buena oportunidad, en un momento extraordinario porque no existe hoy un proyecto más ambicioso que la igualdad.
Porque es inadmisible que la desigualdad en las oportunidades entre mujeres y hombres se manifieste en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Porque es inadmisible que la falta de políticas de igualdad efectivas que avalen las mismas garantías de participación plena en todas las esferas hagan que aún persistan graves discriminaciones de género y estereotipos de carácter sexista en el seno de una sociedad patriarcal y androcéntrica.
Porque es inadmisible que las mujeres mueran y sean maltratadas por el hecho de ser mujer.
Para ello, debemos de caminar hacia un sistema coeducativo que garantice la igualdad entre los sexos en todos los niveles (desde infantil hasta la universidad), que incorpore los intereses, conocimientos e historia de las mujeres en el currículo; que proporcione una formación afectivo-sexual, que contemple la perspectiva de género desde los primeros ciclos y enseñe a resolver los conflictos de forma pacífica y no sexista, de manera que sea la mejor prevención contra la violencia de género. Hay que incorporar al currículo la formación específica en Igualdad, en educación afectivo-sexual y en prevención de la violencia de género en todas las etapas educativas. Sin educación en igualdad no avanzaremos hacia una sociedad libre de violencia machista.
La igualdad es el motor de la libertad y de la democracia y el compromiso vertebrador en la actuación del gobierno de Pedro Sánchez. Es un eje central, prioritario y estratégico para las y los socialistas. Por lo tanto, se hace necesario redoblar los esfuerzos contra la violencia machista, mantenerla como prioridad política y democrática, aislar a los violentos y a quienes les dan cobertura política, y exigir que se refuerce el sistema de protección para las mujeres víctimas y se desarrollen todos los recursos y medidas que se contemplan en el Pacto de Estado en materia de violencia de género.
Ana Mª Agudíez Calvo
Procuradora en las Cortes de Castilla y León
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