Comentaba hace una semana “El topillo” el nuevo quebradero de cabeza que supone para el PP de Castilla y León la designación de sus candidatos a presidir las Diputaciones, donde al menos la mitad de los 8 presidentes actuales -la de Soria la preside el socialista Luis Rey- están abonados en principio a no repetir. Son los casos de Zamora (Mayte Martín Pozo), Ávila (Jesús Manuel Sánchez Cabrera), Segovia (Francisco Vázquez) y Valladolid (Jesús Julio Carnero).

Y decíamos que, a la vista de los sobresaltos que han rodeado la nominación de los “alcaldables” a las capitales, Alfonso Fernández Mañueco y su “minarete” habían decidido dejar enfriar esa patata caliente, aplazando la designación hasta después de conocidos los resultados de las elecciones municipales, tal como ha hecho siempre el PSOE. Con ello se ahorran el trago de dejar compuesto en el altar a algún candidato que luego tenga que ser sacrificado como moneda de cambio en los pactos a alcanzar con otros partidos -Ciudadanos y/o Vox- para que Fernández Mañueco conquiste el Colegio de la Asunción.

Hasta ahí todo bien, pero alguien que está en los secretos del PP me transmite otra clave oculta en ese aplazamiento: la posibilidad de que algunos jueguen ocultamente con dos barajas. Pongamos por caso a la presidenta de la Diputación zamorana y nueva candidata a la alcaldía de la capital. “Si no le salen las cuentas para ser alcaldesa y por el contrario los números dan para la Diputación, Mayte podría mantenerse en el actual cargo y santas pascuas”, me apunta el “villarejo” que le ha salido al PP autonómico.

“Y esa marcha atrás puede darla el propio Vázquez si ve que no tiene opciones de ser consejero de la Junta o incluso Carnero si no le garantizan el puesto que ocupa ahora en la Mesa de las Cortes Ramiro Ruiz Medrano, al que quieren jubilar”, añade el émulo del de la visera, las gafas y la cartera tapamorros. Lo de Sánchez Cabrera es caso perdido, esto lo digo yo, porque Pablo Casado le ha puesto la cruz y él parece que tiene decidido presentarse a las municipales bajo otras siglas políticas.

“El topillo” añade más. Salvo el caso del leonés Juan Martínez Majo, que cumple su primer mandato, tampoco está del todo garantizado que los otros cuatro actuales presidentes de Diputación repitan en el cargo (siempre, claro está, en el supuesto de que les dan los números para ello). Y no me pregunten por qué, pero siempre he tenido para mí que Angeles Armisén puede ser la nueva cuota palentina de un hipotético gobierno presidido por Mañueco.

El Topillo de Castilla y León